El día que se me olvidó el celular

Escrito el 15/07/2017 - 12:35pm Por Carlos Hernández Zamora

La mañana lucía resplandeciente. Un sol espléndido se infiltraba en mi ventana.  Afuera los cantos de los pájaros alegraban el ambiente: la caza de los insectos empezaba en mi jardín. En la cocina un fuerte olor a café, a frijoles fritos y baleadas (tortillas de harina hondureña) producían en mi estómago un concierto de sonidos que reclamaban el sustento rutinario.

Después de una rápida ducha, me alisté y junto con mi familia nos dirigimos hacia la iglesia. Llegamos al Culto Dominical y de repente sentí que se me había olvidado algo,  me di cuenta que era el celular. Por un momento me inquieté por la falta del comunicador, pero luego dominé mis impulsos y me fui concentrando en el programa. Los cánticos con unción dieron paso al mensaje del pastor. Me concentré los mas que pude y de repente  observé que otros hermanos estaban atrapados en las aplicaciones atractivas del móvil. La oratoria del pastor no lograba persuadirlos y de inmediato estaban sumidos en el sopor causado por una adicción virtual.

Esta escena se realiza constantemente en casi todos los templos, un sencillo aparato de comunicación logra apartarnos de la devoción y nos distrae considerablemente. Es cierto que puedes llevar tu Biblia en el celular pero también estás atento a todos los mensajes y curiosidades que se ofrecen como un menú de tentaciones.

¿Cuantas cosas están cambiando en la adoración a Dios?¿Cuantas cosas nos apartan de la devoción al estar en el templo? La plática constante, el rumor del bullicio y otras situaciones que se han mezclado producen en nuestra vida una desconcentración en la predicación. David decía en el Salmo 122: «Yo me alegré con los que me decían a la casa de Jehová iremos.» y luego expresa en el Salmos 42:1: «Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía» . ¡Cuanto deseo por deleitarse en la casa de Dios se encuentra en estos versos de la Biblia que nos remiten a una adoración exclusiva para llenarse de la palabra de Dios!

Creo que hemos cambiado nuestra primogenitura por cosas efímeras y estamos en una constante idolatría a la tecnología, pues deseamos tener el celular más nuevo, el mejor Smart TV., un internet super rápido, etc. Nuestra mirada ya casi no está en las cosas celestiales sino que estamos viviendo en una generación ahogada por el afán  del existencialismo.

Visto de esta manera, la tecnología nos domina, pero tenemos que aprender a usarla de tal manera que exista un equilibrio y que la balanza se incline a distribuir de manera equitativa nuestro valioso tiempo para Dios, para nuestra familia, amigos y por supuesto para nosotros también. Volvamos a aquellos tiempos, en los que la comunicación que se efectuaba en una mesa al compartir los alimentos era una rutina beneficiosa para fomentar la comunión familiar.

Por otra parte no podemos ser extremistas en desecharla, pues la palabra denota en I Tesalonicenses 5:21: «Examinarlo todo y retened lo bueno». Hay contenidos macros de información que son de gran ayuda en todas las áreas del conocimiento, que están educando de manera virtual y sirviendo  también como una poderosa herramienta de evangelización, llegando a todos los lugares del planeta tierra y esa onda expansiva es una gran bendición para destruir los muros ideológicos del pensamiento humano, donde la presencia de Dios aún no existe.

No descuidemos la salvación. Hebreos 2:1,3: «Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos… ¿Cómo escaparemos si descuidamos una salvación tan grande?» El desafío es grande pero nuestro compromiso es que Dios sea primero en nuestra vida.

No cambies tu primogenitura. La decisión es tuya.

Acerca del autor

Educador de generaciones, orientado al estudio de la literatura y lenguas extranjeras. Me agrada escribir cuentos y ensayos. Creo en las capacidades de las personas para salir adelante. Analítico en las problemáticas sociales. Constante en el estudio, pues sé que un pueblo educado es un ente libre de la ignorancia. Aficionado a la tecnología, lector activo y participativo de la Biblia. Bloguero de Onda Exclusiva en la sección de «vida cristiana» y «acción social».