Protagonistas

Escrito el 27/05/2014 - 10:21pm Por Diego Carrasco

PROTAGONISTAS

“Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas”. (Josué 1.9)

Para el tiempo en que Josué recibe esta palabra de Dios, acababa de morir su líder espiritual, Moisés. Todavía no salía del dolor que significaba haber perdido a la persona más representativa del pueblo, y viene el mismo Dios a decirle: llegó tu turno.

Imagino la cantidad de preguntas que habrán ido apareciendo en la cabeza de Josué. ¿Cómo lo voy a hacer? ¿Por qué yo? ¿Y si no resulta? Etc.

Sin embargo, Dios sale al encuentro y no le da chances de justificarse o excusarse, simplemente le dice: Moisés murió, es tu tiempo.

Josué había pasado años viendo como Dios usaba a su líder, había visto milagros realizarse por medio de su mano, y ahora todo aquello que había aprendido, lo debería aplicar siguiendo las instrucciones que Dios le diera.

Dios, sabiendo de antemano que la tarea no sería sencilla, le repite en varias oportunidades las siguientes palabras: Esfuérzate y sé muy valiente. En el primer capítulo Dios le menciona tres veces estas mismas palabras, afirmándole que él se sumaría a su esfuerzo, le daría su respaldo, y cuando alguien tiene el respaldo de Dios en lo que hace, el éxito está asegurado.

Quiero compartirles algunas enseñanzas que podemos extraer de esta vivencia de Josué. Presta atención.

1) Aprende a esperar tu momento. Permanece el tiempo que sea necesario en el lugar que Dios te ha puesto, y cuando Dios te necesite en otra posición, él se encargará de promoverte. No te desesperes. Hay un momento en que Dios te moverá de lugar y te llevará al lugar en que debes estar. Confía en él. Cuando uno entiende este principio, se da cuenta de lo innecesario que es auto promocionarse y peor aún, dividir la iglesia pensando en lograr mi objetivo.

2) Para pasar de espectador a protagonista, hay cosas que deben morir en tu entorno. En este caso, Moisés fue quien debió morir para que la figura de Josué emerja y cumpla lo que Dios había pensado para ese tiempo. Los líderes también debemos tener claro que parte de nuestra misión incluye el capacitar a otros para que cuando nosotros ya no estemos, la tarea se cumpla igual. Debemos eliminar todo egoísmo que pueda ahogar a quienes vienen detrás.

Piensa qué es aquello que debe morir en tu vida. ¿Egoísmo? ¿Autosuficiencia? ¿Orgullo? Sea lo que fuere, Dios se encargará que antes de que llegues al lugar que él preparo para tí, muera lo que no sirve para el próximo nivel.

3) Esfuérzate y se valiente era un anticipo, era como decir lo siguiente: “Josué, las cosas no van a ser sencillas, no todo será color de rosa, van a venir cosas complicadas, pero con esfuerzo y valentía, determinación y actitud sumado a mi respaldo en lo que emprendas, todo saldrá bien, te lo aseguro”.

Dios mismo animando a Josué, el Motivador por excelencia hablándole casi a modo de susurro a este hombre que estaba a punto de emprender el desafío más grande que pueda existir sobre la tierra: la de guiar al pueblo de Dios al lugar que Dios había preparado para ellos.

Hablar de esfuerzo en ciertos ámbitos evangélicos no tiene buena recepción, una gran mayoría prefiere seguir creyendo que todo se logra solamente con orar, que pidiéndole a Dios aquello que necesitamos y sin involucrarnos demasiado, todo sucederá.

Es una gran mentira. Por alguna razón Dios se encarga de advertirle a Josué que deberá esforzarse y mucho, por que las cosas que deberá conquistar no se lograrán solo con oración.

Mi querido amigo, espero que no me malinterpretes. Debemos orar, y orar sin cesar como nos dice la Biblia, pero no podemos ni debemos usar la oración como una excusa para no hacer aquello que sabemos debemos hacer. No usemos las disciplinas espirituales como excusas, para no tener que involucrarnos más.

ORACIÓN debería ser reemplazada por OR-ACCIÓN, es decir, un porcentaje de oración y súplica, más un porcentaje superior de acción concreta, que permitirá que los objetivos se concreten.

4) Por último, guarda toda instrucción que Dios te haya dado, porque esforzarse sin cuidar aquello que Dios te pidió es o será infructuoso. No habrá bendición. Como suele repetir un amigo, la unción sigue a la obediencia. Obedece a Dios en todo aquello que el te pida, recuerda esto: el es Dios y sabe porque hace lo que hace.

Si quieres pasar de espectador a protagonista, recuerda prestar atención a estas enseñanzas. ¡Que tengas un día híper bendecido!

Acerca del autor

Hola, soy Diego Carrasco, vivo en la ciudad de General Roca, Provincia de Río Negro, sur de la Republica Argentina. Pastor de Comunidad de Fé "Más ALTO", Escritor y Conferencista, Acompañante Terapéutico, Profesor de Música y Defensor de la Vida. Casado con Paula y padre de Tomás, Matías, Julieta y Paloma, mis ángeles. Busco constantemente ser una fuente de inspiración para otros.