“El que anda con sabios, sabio será; Más el que se junta con necios será quebrantado”. (Proverbios 13.20)
Observa el siguiente relato con atención, es ilustrativo para entender lo que quiero decir o transmitir.
“¿Oye abuelito? ¿Cuál es la diferencia entre un sabio y un necio? -preguntó un niño a su abuelo mientras se dirigían a la banca de un parque para comerse un sabroso helado.
El buen anciano sonrió y mirando a su nieto le dijo: Cuando el sabio comete un error dice: “Me equivoqué”, y corrige.
El necio responde: “No fue culpa mía” y busca responsabilizar a otros.
Ante la adversidad, el sabio piensa: “Algo he de aprender de esto”.
El necio grita: “¡Qué mala suerte! ¿Por qué a mí?”.
Ante los resultados no tan esperados de sus actos, el sabio afirma: “Depende de mí y con esto trabajo”.
El necio exclama: “Es la mala vibra de los otros”.
Frente al trabajo, el sabio lo asume apasionadamente y se entrega con dedicación.
El necio se queja: “¡Estoy muy ocupado, no tengo tiempo para nada!”.
El sabio enfrenta los desafíos.
El necio se evade diciendo: “Tengo otras cosas más importantes qué hacer”.
El sabio da su palabra y la cumple.
El necio promete, construye castillos en el aire, pero no hace nada.
Ante los retos, el sabio dice: “Puedo mejorar”.
El necio se justifica diciendo: “No soy tan malo como otros que conozco”.
El sabio escucha al otro, lo comprende y después responde.
El necio sólo piensa en que lo suyo es más importante.
Ante alguien que sabe más, el sabio lo respeta y busca aprender de él.
El necio siente envidia y piensa en los defectos que puede encontrarle.
Cuando hay complicaciones, el sabio busca una mejor forma de hacerlo.
El necio se conforma pensando: “Así se ha hecho siempre y no hay otra”.
El niño escuchó con profunda admiración a su abuelo, y cuando se terminaron su helado, le dijo:
“¿Sabes que veo abuelito?” “Dime lo que ves”, -contestó el anciano. “Que tengo un abuelito sabio”.
Por alguna razón, Jesús menciona en la Biblia acerca de la imperiosa necesidad que tenemos de volvernos como niños, porque los niños no tienen inconvenientes en reconocer algo, sea lo que fuere.
A continuación, van dos listas que contienen características de corazones sabios y de corazones necios, según nos cuenta el libro de Proverbios.
¿Cómo es el corazón del sabio? Veremos solo 3 características de cada grupo de personas. a) 2:2 Prudente. b) 3:1 Guarda los Mandamientos. c) 3:5 Se fía en Dios.
¿Cómo es el corazón del necio?
a) 5:12 Aborrece consejo. b) 6:12-15 Perverso. c) 28:14 Caerá en el mal.
El necio vive una vida errática, una vida sin propósito, una vida que nada tiene que ver con lo que Dios ha diseñado para el bien del hombre. En cambio, el sabio es una persona que sabe que no conseguirá el bienestar en su vida alejado de Dios, y toma decisiones en base a ese aspecto.
Veamos algunas diferencias mas entre el sabio y el necio.
1) El sabio se esfuerza continuamente por pensar, el necio está totalmente preocupado por aquello que los otros pensarán de él.
2) El sabio intenta también comprender como piensan los demás, el necio cree conocer perfectamente pensamientos y sentimientos de los otros.
3) El sabio se plantea preguntas, el necio se cree capaz de ofrecer todas las repuestas.
4) El sabio está convencido que le queda mucho por aprender, el necio está seguro que ya aprendió demasiado.
Mi querido amigo, querida amiga, si quieres vivir una buena vida entonces no podrás dejar la sabiduría de lado. ¿Sientes que te falta sabiduría? Pídesela a Dios, que el la da de manera abundante a quienes reconocen su necesidad de el.
¡Que tengas un día híper bendecido!
