Todos tenemos cosas muy personales, que solo compartimos con algunos de nuestra familia o con algunos de nuestros amigos más cercanos. ¿Te has dado cuenta que la mayoría de las personas que manejan una cuenta de perfil en redes sociales configura su privacidad para las cosas que publica? Configura la privacidad sobre quién puede ver sus cosas como: sus datos personales, sus actividades, sus fotos, sus videos, etc . Y ¿Sabías que ya se puede configurar hasta quién se puede poner en contacto contigo? Sí! Esto para que cierto público no te envíe solicitudes de amistad.
Quién navega en estos tiempos por la red debe hacerlo con demasiada precaución. Pero no todos prestan atención a esto. Ciertas personas manejan con mucho cuidado su información, porque temen que ésta sea usada de manera incorrecta y queden expuestos a algún tipo de peligro. Algunos otros simplemente configuran su privacidad porque no les gusta compartir sus cosas, ni que se tenga acceso a todo lo que hacen. Incluso acomodan a sus amigos o familiares en grupos o filtros para que no tengan acceso a lo más privado y antes de publicar algo se aseguran perfectamente de que no diga compartir o publicar como: «público». Pero lamentablemente muchos otros exponen su vida sin ningún tipo de cautela, especifican en sus estados hasta números de cuenta en el banco, número de teléfono, nombres de sus familiares y amigos, los lugares que recurre frecuentemente, fotos de todo tipo, haciendo cualquier tipo de cosa y todos absolutamente todos, sean conocidos ó no, tienen completo acceso a esto!
¿Alguna vez te has puesto a pensar que configuramos la privacidad de muchas cosas en redes sociales pero la puerta de nuestro corazón está abierta de par en par a muchas cosas y personas? Sí! increíblemente así es, ahí no hay privacidad, ahí no hay filtros, no hay candaditos de seguridad, está todo abierto para cualquier cosa, a cualquier persona, en ocasiones permitimos que cualquiera entre y nos robe, nos lastime, mate nuestros más grandes sueños, nos hiera, nos ilusione, etc.
Hoy te invito a que reflexiones sobre esto y recuerdes que Dios nos dice claramente en Su Palabra: «Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida» Proverbios 4:23
¿De qué manera está configurada la privacidad de tu corazón? ¿Quiénes tienen acceso a él? ¿Con quién abres lo más profundo de tu ser? ¿A quienes escuchas? ¿Qué consejos estás recibiendo? ¿A quién le has dado lo mejor de tí? ¿Te han herido? ¿Te han defraudado?
Seguramente no has estado guardando tu corazón como se debe. Cuídalo! Tu corazón debe ser como un tesoro muy valioso que tú debes procurar poner a salvo.
Es tan fácil permitir que cosas que no proceden de la voluntad de Dios entren a nuestro corazón y lo lastimen. En un abrir y cerrar de ojos la ofensa puede estar alojándose ahí en tu interior. No le des oportunidad al resentimiento, ciérrale la puerta desde antes para que cuando quiera entrar no tenga ningún acceso. No hablo de que levantes murallas de orgullo para protegerte, hablo de que guardes lo profundo de tu alma, tu mente, tu voluntad, tus emociones en Dios. Y ¿Sabes quién puede ayudarte a configurar esa privacidad de tu corazón? El mismo Señor Jesús! Cuando le cedes a Él el trono de tu corazón Él lo vigilará para siempre si tú se lo permites y no dejará que nadie venga a lastimarte, que ningún enemigo destruya ni robe nada de lo que es tuyo, ni nada de lo que Dios mismo te ha dado.
Así que ha llegado el momento de que configures la privacidad de tu corazón y que analices a que cosas ya no le darás acceso a tu vida. Tu sabes cuales son aquellas cosas a las que le has abierto las puertas de tu corazón de par en par y te han venido a robar en muchas áreas de tu vida.
Dios desea bendecirte y te tiene preparado lo mejor, pero es necesario que tú determines vivir prestando atención; para que a esos enemigos espirituales no se sigan alojando ahí en tu corazón.
Configura entonces la privacidad de nuestro corazón!