«No Hay Palabras» con este trabajo discográfico regresa después de cinco años la cantautora española Betty Álvarez, álbum que nació de un encuentro real con Dios y su palabra.
Para Álvarez, decidir iniciar un nuevo proyecto musical se constituyó en una gran experiencia, es así como se evidencia en las composiciones que realizó y que hoy dan vida a este disco que tiene ritmos como el pop, influencias de R&B y música instrumental.
El productor de «No Hay Palabras» fue Santiago Roque, también productor de Kike Pavón.
«La experiencia fue dura porque la producción se realizó mientras estaba embarazada, pero a la vez fue muy gratificante ver y experimentar como Dios estuvo conmigo, guardándonos y bendiciéndonos en cada sesión de grabación», señaló Betty Álvarz.
Es importante resaltar que los temas de esta producción algunos son alabanzas y otros de reflexión.
«Hay canciones de alabanza donde la propia naturaleza creada por Dios es la que mi inspira, hay canciones congregacionales donde pedimos perdón al Señor para que Él intervenga en nuestra vida…», indicó la salmista.
Entre las canciones se encuentran track como «Mi Niña», basado en Ezequiel 16, donde Dios habla a su pueblo como si fuese una niña, desnudando su alma y sus más profundos sentimientos de amor hacia ella.
Asimismo «Háblanos Señor» que se refiere a la necesidad del perdón de Dios a su pueblo y finalmente «No Me Inclinaré», basada en el capítulo 3 del libro de Daniel, donde los amigos de Daniel deciden no inclinarse ante ningún otro dios.
Para la salmista Betty Álvarez en este nuevo álbum sabe que está reflejado el amor que disfruta no solo de Dios, sino también de su familia, debido al apoyo incondicional que ha tenido de ellos.
«Han sido mi apoyo no sólo ante este gran reto de grabar y lanzarme a hacer realidad este proyecto musical, sino sobre todo ante la vida misma, ante sus retos y desafíos».
Betty Álvarez inició la promoción de este trabajo discográfico en España, luego espera poder hacerlo en Estados Unidos y continuar con otros países para dar a conocer el talento que Dios le dio, pero más que esos, llevarlos a experimentar de su amor y bendición.