“Y él (Jesús) estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal, y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos?”. (San Marcos 4.38)
Llegó la noche y el cansancio se hizo notar en la vida del Señor. Después de un día intenso y agotador, después de haber compartido con multitudes como era su costumbre acerca de los misterios del reino de los cielos, el Maestro decide entrar en la barca, y por supuesto, sus discípulos deciden ir con él.
Despide a la multitud, y rendido por el cansancio decide ir hacia la popa. Esto nos enseña algo muy importante que debemos considerar en el liderazgo. Después de haber estado ministrando es importante que podamos descansar, para poder reponer energías.
Mis queridos, el servir a otros es una tarea agotadora, es un trabajo que necesita nuestro mejor ánimo y nuestra mejor actitud, y al menos que podamos descansar correctamente, seremos efectivos en nuestra tarea.
Un presidente de los Estados Unidos decía lo siguiente: “Nunca firmo nada después de determinada hora, porque estoy muy cansado y puedo llegar a firmar cualquier cosa”. Cuando tus fuerzas han llegado al límite, cuando ya no quedan fuerzas es tiempo de hacer lo que corresponde: descansar. Eso hizo el Maestro, eso mismo debemos imitar.
Ahora bien, quiero que veamos lo siguiente. Antes de ir a descansar, Jesús les dio una palabra a sus discípulos, que más que simples palabras, fue una orden directa: Pasemos al otro lado… ¡y recién ahí se fue a descansar!
¿Adónde quiero llegar? A que entendamos lo siguiente. Jesús ya había determinado el sitio al que debían llegar sus discípulos, lo demás dependía de ellos. Mi querido amigo, quiero que entendamos juntos lo siguiente. Cuando Dios te entrega una palabra, no te pide opiniones ni razonamientos, te pide que lo hagas, y espera que lo cumplas, porque para Dios eso ya está realizado.
Una vez que Dios nos entrega una palabra Él descansa en el hecho de que, si somos obedientes a su palabra, el objetivo se cumplirá… Tu deber y el mío es ir o caminar en la dirección que él nos ha dicho que lo hagamos, y llegar a ese lugar.
Ahora bien, otro detalle importante a tener en cuenta es que, en el viaje pueden surgir inconvenientes, y eso no debe ser motivo para renegar, abandonar, volver atrás, etc, sino por el contrario, es tiempo de continuar a pesar de…
Si Jesús está en tu barca, puedes tener la certeza de que no sufrirás daño alguno, por más tormentas que se levanten, por más oscuridad que te rodee, por más violento que se ponga el mar, por más que nadie quiera acompañarte y sientas que estás literalmente solo, por más que nadie te brinde su apoyo, etc.
Mi querido lector amigo, no estés con miedo, no permitas que el temor gobierne tu vida, solo confía en Aquel que puede con su sola palabra ordenarle a quien sea que se tranquilice, y eso mismo sucederá. ¿Lo puedes creer?
Háblale a las circunstancias que están atacando tu vida, háblale a las dificultades que están bombardeando tu economía, tu familia, tu matrimonio, tus hijos, tu trabajo, y declara que en el nombre de Jesús cesará la tormenta. Dios ha soltado su palabra y esa palabra te dice hoy: Pasemos al otro lado, es decir, lo que Jesús les estaba diciendo a los discípulos es: No van solos, vamos juntos.
Pasemos al otro lado es la palabra de Dios para tu vida, es vamos al próximo nivel pero vamos juntos. Mi amigo, mi amiga, la palabra ya fue dada, resta que tú determines avanzar y no para hasta llegar. ¿Problemas? Llegarán y así como vienen, no tengas miedo, activa tu fe.
Las tormentas se calman, porque el Maestro va en nuestra barca, Él nos acompaña en este viaje y vamos a llegar adonde Él ha decidido que debemos llegar.
¡Que tengas un día híper bendecido!