Pasaje. Lucas 10. 38 al 42
“Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada”.
Vivimos en tiempos de extrema preocupación. Nos preocupamos por nuestra familia, por la economía, la falta de trabajo, etc. Y las preocupaciones nos impiden desarrollar una vida de paz. Las preocupaciones no nos dejan disfrutar de las cosas buenas que Dios y la vida nos regalan. Podemos tener paz en medio de los problemas, en medio de las dificultades, en medio de un mundo complejo podemos tener paz.
Jesús dijo: “Les doy mi paz, pero no como el mundo la da”. Marta es el prototipo de personas que vive agobiada y saturada por las preocupaciones. Es el modelo de persona que no disfruta la vida a causa de las preocupaciones. Son personas que viven estresadas a causa de los conflictos que enfrentan, viven sobrecargadas de angustia.
María, prototipo de personas que saben distinguir lo que es importante para sus vidas. Tenemos que aprender a distinguir aquellas cosas que son importantes y fundamentales para nuestra vida, de aquellas que no lo son. Hay cosas que son importantes y necesarias, otras que solo nos distraen de lo verdaderamente importante.
Quisiera regalarles tres enseñanzas que extraemos de este texto. Sígueme atentamente…
1) Jesús sabe y conoce cual o cuales son aquellas preocupaciones de tu vida. Miremos lo que dice el evangelio de Mateo cap. 6.25 al 36.
“Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” .
Por mucho preocuparnos no lograremos que las cosas cambien, solo lograremos causarnos a nosotros mismos una mayor angustia. ¡Cuidado!