180º

Escrito el 03/06/2014 - 10:34pm Por Diego Carrasco

180 GRADOS

“En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor…” (1ª Juan. 4:18).

Es innegable que en toda nuestra sociedad se respira temor, mucho temor. Temor a lo que pueda venir, temor a lo que suceda con la economía, temor al fracaso, a enfrentar una enfermedad grave, temor a lo nuevo, a lo desconocido, a los cambios, y así podríamos enumerar muchas cosas que al ser humano le provocan temor.

La Biblia cita más de 360 veces la expresión: “No temas” o “No tengas temor”, porque el temor es uno de los enemigos más fuertes del ser humano, provocando la imposibilidad de vivir en plena libertad.

Tenemos que entender que el temor es un espíritu que oprime, ata, genera inseguridad y desconfianza, y nos vuelve improductivos.

Una persona que vive con temor no puede amar, porque vive lleno de inseguridades y desconfianza. Este enemigo puede también destruir familias, todo tipo de relaciones,…y hasta individuos.

¿Por qué? Simple y sencillamente porque el temor paraliza a las personas, impidiéndoles vivir y recibir todo lo que ha Dios ha determinado para sus vidas.

Además, el temor también produce celos, peleas, destrucción, etc.

Cuando el temor llega a la vida de un hombre o de una mujer, lo reduce a una vida inútil, se termina convirtiendo en alguien que actúa como cobarde y que siente plena incapacidad para enfrentar y resolver problemas o dificultades. 

Se rinde y no encuentra motivación para seguir luchando.

Por otro lado, la fe de una persona influenciada por el temor se debilita, se rinde y no encuentra motivación para seguir luchando.

Una de las puertas por las que entra el temor a nuestras vidas es a través de lo que escuchamos. Miremos el siguiente pasaje.

“Pero oyendo que Arquelao reinaba en Judea en lugar de Herodes su padre, tuvo temor de ir allá; pero avisado por revelación en sueños, se fue a la región de Galilea”. (San  Mateo 2. 22)

Observa esto. Tenemos alguna complicación de salud, vamos al doctor y cuando nos dice que hay un problemita, ya empezamos a pensar en un final trágico, aunque esto no sea nada grave.

Oímos de alguna crisis que se avecina en la economía mundial y ya estamos atemorizados porque pensamos que no vamos a poder hacerle frente a dicha situación. ¡Ojo con aquello que escuchas! No participes de conversaciones que se centran solamente en cosas negativas, no te ayudarán para que te liberes del temor.

Ahora bien, ¿Cómo hacer para ser libres del temor?

Veamos un ejemplo bíblico de un hombre que también experimentó lo que es estar dominado por el temor. Me refiero a David, el rey “conforme al corazón de Dios”.

“Oye, oh Dios, mi clamor; atiende a mi oración. Desde los confines de la tierra te invoco, cuando mi corazón desmaya. Condúceme a la roca que es más alta que yo…que more yo en tu tienda para siempre; y me abrigue en el refugio de tus alas” (Salmo 61. 1-4).

Aquí vemos a David pidiéndole que intervenga porque siente que no puede más, siente que su corazón está desbordando de temor, siente que Dios está demasiado lejos de él, incluso… ¡en los confines de la tierra!

Aún así, sigue teniendo memoria de que en el pasado la protección de Dios estuvo y por eso viene delante de Dios, expresando sus más íntimos y profundos sentimientos, sensaciones, angustias, etc.

¿Sientes que el temor ha llegado a tu vida? ¿A qué cosas le tienes temor? Pues bien, haz como David, ven ante Dios y cuéntale lo que estás sintiendo en este preciso instante. ¡No te guardes nada!

Si queremos ser sanados y liberados de nuestro temor, debemos no sólo expresar nuestros sentimientos al Señor, sino también dejar de hablar y darle la oportunidad de que él nos responda.

Después de hacer esa confesión en la presencia de Dios, el corazón de David pegó un giro de 180 grados, y así lo reflejan las palabras que siguen a continuación. Veamos.

“Porque tú, oh Dios, has escuchado mis votos; tú me has dado la heredad de los que temen tu nombre. Tú añadirás días a los días del rey; sus años serán como muchas generaciones. Él reinará para siempre delante de Dios…” (v. 5-7).

El cambio que experimentó el corazón de David es notorio. Al venir a Dios, abrir su corazón sin reservas y manifestar el temor que sentía, pudo ver a Dios cambiar su corazón temeroso por uno lleno de fe.

Mi querido amigo, querida amiga, si quieres ser libre de todo temor que pueda estar teniendo control sobre tu vida, entonces mira hacia al cielo e implora al Dios de los cielos que pueda intervenir a favor tuyo, para que todo temor sea cambiado por fe, por amor, por el amor de Dios sobre tu vida.

¡Que tengas un día híper bendecido!

 

Acerca del autor

Hola, soy Diego Carrasco, vivo en la ciudad de General Roca, Provincia de Río Negro, sur de la Republica Argentina. Pastor de Comunidad de Fé "Más ALTO", Escritor y Conferencista, Acompañante Terapéutico, Profesor de Música y Defensor de la Vida. Casado con Paula y padre de Tomás, Matías, Julieta y Paloma, mis ángeles. Busco constantemente ser una fuente de inspiración para otros.