“Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda”. Salmo 142:3
A veces, el camino de la vida parece desesperadamente largo y empinado. No tenemos fuerzas ni voluntad para la travesía. Entonces, es ahí cuando haríamos bien en recordar que Dios ya conocía este camino mucho antes de que nos llamara a recorrerlo.
Él siempre supo las dificultades que experimentaríamos y conocía acerca del dolor que jamás podríamos explicarle a nadie. Como Él lo sabe, nos ofrece su compañía.
Quizá hoy la tristeza esté abrumándote. Tal vez sea la carga de un ministerio difícil, la preocupación de un matrimonio complicado, el tener que lidiar con hijos problemáticos, u otros problemas que surgen en la vida diaria.
“Sin duda — dices —, Dios no quiere que recorra este camino. Tiene que haber otro; un camino más fácil de transitar”.
Pero ¿es cualquiera de nosotros lo suficientemente sabio como para saber que hay otro camino que nos convertirá en mejores hijos y más entendidos? No, nuestro Padre Celestial sabe cuál es el mejor trayecto de todos para guiarnos a la madurez espiritual (Salmo 142:3).
Sus caminos son más altos que nuestros caminos y sus pensamientos más elevados que los nuestros (Isaías 55:9). Con humildad, podemos tomar el sendero que nos ha señalado para hoy y hacerlo con absoluta confianza en su amor y sabiduría infinitos.
El Señor es más sabio y más amoroso de lo que podamos imaginarnos. Él lo ve todo, ha previsto cada detalle y no nos llevará por el camino equivocado.
Enseñanza: Dios nunca te llevará por un camino equivocado.
¿Puedes hoy rendir tu vida de manera completa a Dios, confiando en que El tiene cuidado de tu vida y te guiará por mejores caminos que los que tú mismo puedas elegir? Ahí donde estás dile al Señor tu deseo y has un compromiso de seguir caminando aunque el camino sea cuesta arriba.
¡Que tengas un día híper bendecido!