“Y él los tomó de las manos de ellos, y le dio forma con buril, e hizo un becerro de fundición. Entonces dijeron: Israel, estos son tus dioses, que te sacaron de la tierra de Egipto. Y viendo esto Aarón, edificó un altar delante del becerro; y pregonó Aarón, y dijo: Mañana será fiesta para Jehová”. (Éxodo 32.4 y 5)
¡Cuántas historias maravillosas hallamos en la Biblia, cuántas historias narradas hasta el más mínimo detalle, y sobre todo, cuánta enseñanza nos deja cada una de esas historias!
Quiero comenzar este post diciendo que la idea de Dios siempre fue, es y será el trabajo en equipos, nunca en soledad. Para ello, pone gente a nuestro alrededor con capacidades, dones y talentos diferentes a los nuestros, que puedan ser complemento para la tarea que debemos desarrollar.
Pero hay algo en lo que la gran mayoría de las veces no solemos meditar, y es en el carácter de los integrantes del equipo. Como líderes, deberíamos prestar suma atención a este aspecto de la vida de los compañeros de tareas.
Uno de los mayores problemas que encontramos en el liderazgo actual es la falta de carácter para desarrollar correctamente la tarea, y no debemos negociar lo que esto implica, ya que en ello nos jugamos gran parte del éxito o fracaso de la tarea que hemos emprendido.
He visto a muchos hombres y mujeres emprender, empezar, iniciar cosas en su vida y dejar o abandonar a mitad de camino porque su carácter no era el correcto. El carácter o personalidad es algo que debe ser firme, estable en nuestra vida o de lo contrario, viviremos vidas erráticas. Seremos personas que hoy deciden algo y mañana lo cambian, al menor problema o dificultad que surja cambiaremos nuestras convicciones para no tener que enfrentarnos con nada ni con nadie,… ¡así le sucedió a Aarón, un hombre sumamente inmaduro y flojo de carácter!
Veamos algunas cosas que muestran que algo estaba mal en su vida.
1) Se dejó llevar por las necedades del pueblo, y no por las verdaderas necesidades. Este pueblo veía que su líder Moisés demoraba en retornar a estar con ellos, y no tuvieron mejor idea que comenzar a pedir por un nuevo dios. Pero en todo caso, ese no era el problema más grave, sino que la dificultad mayor se evidenciaba en la vida de Aarón, el otro líder del pueblo.
Este hombre no supo decir NO a lo incorrecto, y esta es la primera falla que encontramos en su carácter. ¿Era correcto el pedido del pueblo a Aarón? No, era una necedad, pero este hombre no lo consideró como tal, quizá para evitarse problemas o tal vez para congraciarse con ellos y que el pueblo comenzara a verlo con otros ojos. Lo cierto es que atendió a una verdadera necedad y no a una verdadera necesidad de la gente.
El liderazgo debe aprender a discernir, discriminar, atender a las verdaderas necesidades del pueblo y no a cosas sin sentido. Hay cosas que el pueblo pide y pedirá que nada tienen que ver con lo que como lideres debemos hacer, son cosas que no tienen sentido y nos desenfocarán de nuestra verdadera tarea. Para ello, debemos enseñar y educar al pueblo en lo que es correcto y lo que no es.
¡Líderes, entrenemos al pueblo en la verdad!
2) El segundo error o falla que percibimos en la vida de este líder fue que utilizó sus habilidades y/o capacidades para pervertir la adoración del pueblo. ¡Cuidado con creer que podemos hacer cualquier cosa con aquellos dones, talentos y capacidades que Dios nos ha dado!
Podríamos preguntarnos: ¿Al servicio de qué o quién esta mi vida? ¿Cuenta Dios con los dones y talentos que Él mismo depositó en mi vida para adorarle?
Nunca utilices aquello que Dios te ha dado para usarlo contra Dios, ponlo al servicio de Él y Él te recompensará por tu fidelidad. Aarón estaba desviando la adoración de todo un pueblo al no actuar como corresponde. Cuando como líderes no hacemos lo que debemos hacer, no nos tomamos en serio nuestra tarea y no advertimos al pueblo acerca de lo correcto o incorrecto, no nos quejemos luego de lo que suceda como consecuencia. ¡Nosotros lo hemos permitido!
Líder, si no haces lo que debes hacer y por ello el pueblo perece, se te demandará a ti por la vida de aquellos que están bajo tu influencia, pero si tú amonestas al pueblo y ellos cambian el curso de sus decisiones, entonces tú habrás salvado a muchos y habrás librado tu alma de culpa.
3) Por último, la NO corrección al pueblo trae y provoca desenfreno y burla entre quienes lo rodean. Líder, ten cuidado en aquello que permites entre el pueblo, porque pueden ir juntos rumbo al desenfreno y la vergüenza.
Ten oídos para oír primeramente a Dios, antes que las demandas del pueblo, y todo irá mejor. Consagra tus dones, talentos y capacidades al servicio de Dios y no los uses fuera del propósito para el que fuiste creado y llamado, y los resultados redundarán en bendición más bendición.
Mi querido amigo, la falta o falla en el carácter de quien lidera, es el camino equivocado y lleva al caos y confusión a quienes están bajo esa influencia. Que no seamos nosotros los que permitamos que el pueblo caiga en desenfreno y error por no tener el carácter apropiado para la tarea.
¡Que tengas un día híper bendecido!