El Enojo y sus secuaces…

Escrito el 08/09/2016 - 12:58pm Por Diego Carrasco

enojo

“Y se enojó Saúl en gran manera, y le desagradó este dicho, y dijo: A David dieron diez miles, a mi miles, no le falta más que el reino”. (1 Samuel 18.8)

La vida de Saúl está marcada por grandes desaciertos, en medio de una gigantesca y única oportunidad. Y es que Dios nos da chances a todos de hacer algo único e irrepetible para afectar a nuestra generación, solo que cuando perdemos el foco del llamado, podemos cometer serias torpezas, tal como le ocurrió a este hombre.

Saúl tuvo una oportunidad impensada en sus manos, Dios le da la chance de ser el rey del pueblo en medio de un pedido desaforado de la gente que conformaba ese pueblo, y aunque Saúl no se veía a si mismo con méritos como para llegar a reinar, la oportunidad le llegó…

Dice la Biblia que tiempo y ocasión acontecen a todos, y este era el tiempo de bendición y de oportunidad para Saúl. Un hombre con una baja auto estima, con pocas convicciones, un hombre con un corazón inclinado hacia la rebeldía, Saúl es de esas personas a las que nunca hay que decirles como hacer las cosas, porque ellos “ya saben como hacerlas”, etc.

Saúl representa a aquellas personas que no hacen lo que deben hacer y viceversa, pero ni bien surge alguna persona dispuesta a cumplir con lo que se demanda, dan rienda suelta a los celos, a la ira, al enojo, y otras yerbas más…

¿Conoces gente así? Tienen una oportunidad increíble para cambiar la historia, pero prefieren esconderse detrás del miedo, de la imposibilidad, del no puedo, no tengo, no sé, etc.

Si Dios te está dando hoy una oportunidad de hacer algo especial y no lo estás haciendo, no te ofendas si alguien más atrevido que tú, más osado que tú, toma tu lugar y se queda con tu bendición. ¡No te enojes!

Había una bendición especial esperando por aquel que venciera a Goliat, sin embargo, nadie se atrevía a enfrentarlo. Nadie daba el primer paso para acabar con la humillación que el pueblo estaba experimentando a manos de ese filisteo, nadie, hasta que apareció un muchachito, inexperto, pero decidido.

Un tal David hace su aparición en escena, dispuesto totalmente a terminar con lo que estaba ocurriendo. Mi querido amigo, cuando tú no haces lo que tienes que hacer se levantará alguien con menos experiencia que tú, pero con una mayor determinación, y hará aquello que tú no hiciste, arrebatándote la bendición que te pertenecía. El reino de Dios es para valientes…

Nadie te quita las bendiciones, tú las pierdes. El miedo sabe perfectamente como robar bendiciones, sabe perfectamente como anular toda posibilidad de algo mejor para tu vida, no le des cabida, no le abras la puerta a tu vida, porque no se irá más. Ese día, primero fue el miedo lo que anuló por completo la fe de Saúl, y luego, a raíz de lo acontecido, una canción que sonaba por allí en reconocimiento a lo que David había realizado a favor de todo un pueblo, fue lo que terminó de generar en el corazón de Saúl el enojo que, finalmente, dio rienda suelta a la posibilidad de matar al muchachito que se había convertido en héroe para toda la nación.

Enojo y sus amigos Miedo, Celos, Pensamientos Errados, fueron el cóctel que abrazó la vida de Saúl, y que terminó convirtiendo lo que podría haber sido un magnífico e inolvidable día en un día de terror, un día gris…

Mi amigo, mi amiga, cuando los desafíos vengan a tu vida, cuando las oportunidades de crecimiento vengan a golpear a tu puerta, recuerda no dar lugar al miedo, porque este terminará robándote lo que ha sido preparado para ti.

Saúl tuvo un día gris, pero no solo fue un día, sino que él mismo mediante las decisiones que fue tomando, decidió perpetuar ese día y convertirlo en una vida gris, de esas que nadie quiere tomar para sí mismo, de esas que suelen pasar inadvertidas, de esas donde todo carece de valor y da lo mismo consultar a Dios o a una bruja, donde ya las ganas de pelear por lo importante resulta insignificante, donde no hay nuevos desafíos por delante, donde finalmente,…¡hemos perdido la brújula! El enojo, mi estimado lector, puede convertir un gran día en un día gris, nublado. ¡Ten cuidado! Aférrate al amor de Dios, que es el único remedio contra el temor.

¡Que tengas un día híper bendecido!

Acerca del autor

Hola, soy Diego Carrasco, vivo en la ciudad de General Roca, Provincia de Río Negro, sur de la Republica Argentina. Pastor de Comunidad de Fé "Más ALTO", Escritor y Conferencista, Acompañante Terapéutico, Profesor de Música y Defensor de la Vida. Casado con Paula y padre de Tomás, Matías, Julieta y Paloma, mis ángeles. Busco constantemente ser una fuente de inspiración para otros.