El progreso que realmente importa

Escrito el 11/11/2014 - 11:43am Por Diego Carrasco

PROGRESO

“Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio”. (Filipenses 1.12)

¡Qué interesante es esta afirmación del apóstol Pablo! Un hombre con un currículum y una trayectoria envidiable (alguien quizá me diga que los cristianos no debemos envidiar), pero es solo una forma de expresión.

Es considerado el primer teólogo y el misionero más grande del cristianismo, llamado también el apóstol de los gentiles. Hijo de hebreos y descendiente de la tribu de Benjamín (Romanos 11.1; Filipenses 3.5), el libro de los Hechos de los Apóstoles señala además otros tres puntos respecto de Pablo: (1) que fue educado en Jerusalén, (2) que fue instruido a los pies del famoso rabino Gamaliel (Hechos 22.3), y (3) que era fariseo (Hechos 26.5).

Este último aspecto sugiere la idea de que Pablo se estaba preparando para ser rabino, aunque hay quienes discuten esta idea. Lo cierto es que Pablo era un estricto seguidor de la Ley Mosaica. Como citábamos anteriormente, un currículum más que importante.

Conocedor profundo de la retórica griega, algo que pudo haber aprendido en su juventud allí en Tarso, su celo fue el motor que lo llevó a perseguir a la iglesia Cristiana en sus comienzos, ya que se la consideraba una secta hebrea que contradecía y atacaba la Ley, y por lo tanto debía ser destruida.

Lo vemos en el libro de los Hechos de los Apóstoles siendo testigo del padecimiento y muerte final de Esteban, el primer mártir cristiano. Su conversión a Cristo marcó el fin de una etapa en su vida para dar inicio a un tiempo muy especial en la vida de este hombre que, sin dudas, fue un revolucionario.

Ahora bien, hasta este momento, hemos hecho mención a la trayectoria de formación teórica podríamos decir, en la vida de Pablo, pero a partir de ahora, veremos aspectos de formación práctica en los que quiero que juntos reflexionemos.

1) El texto dice, en palabras de Pablo, que todas las cosas que le han sucedido han sido en beneficio del avance del evangelio. Ahora bien, ¿Qué abarca “todas las cosas”? Pues bien, todas las cosas es: TODAS LAS COSAS, es decir, las que consideramos buenas y las que consideramos malas.

Podemos preguntarnos también qué cosas vivió este hombre para hacer semejante declaración. Veamos.

Al momento de escribir estas líneas, Pablo se encontraba preso, pero además en 2º Corintios 11.23 al 29 dice lo siguiente.

“¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces. De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?”.

¡Pablo sí que padeció por Jesús! Todo lo vivido por este hombre ha servido para que el evangelio de Jesucristo tenga un mayor alcance, llegue a más personas, sea conocido en el mundo entero.

Pregunto. ¿Podemos afirmar nosotros lo mismo? ¿Estamos convencidos de que todo lo que hemos vivido ha servido a la causa de Jesús, haciendo conocido al Autor y Consumador de la Fe? ¿O todo lo vivido solo ha servido para que me conozcan más a mí o a mi ministerio? ¿Cuál es la razón del porqué hacemos lo que hacemos? ¿Me importa solo mi progreso y no tengo en cuenta si eso está siendo útil para que Jesús sea conocido y reconocido?

Si todo lo que tú y yo estamos experimentando en este tiempo no está sirviendo para que el evangelio progrese, avance, se extienda y llegue a más personas, déjame decirte entonces que deberemos revisar seriamente nuestras motivaciones, porque esa debiera ser la razón más importante de nuestro servicio.

Si el único progreso que estás buscando es el tuyo, déjame decirte que estás mal enfocado, y necesitas reenfocarte.

2) No se trata de un lugar o de los problemas que puedan surgir, se trata de tu compromiso con la causa que has abrazado. Recuerda lo que mencioné anteriormente. Pablo estaba preso cuando escribió estos textos, sin embargo, la cárcel no era impedimento para que pudiera cumplir con su misión.

No era la primera vez que Pablo estaba preso, ya había conocido esa situación según nos cuenta el libro de los Hechos, en su capítulo 16, y de allí había salido vencedor.

Mi querido amigo, las dificultades que genera la cárcel no detiene a los diferentes, no los limita para cumplir con su tarea. Al contrario, tienen en claro que cualquier lugar y/o situación es propicia para dar a conocer a Jesús, haciendo de esta manera que el evangelio siga expandiéndose en la Tierra.

3) Todo lo que el mismo Jesús vivió sirvió para que el evangelio progrese y se extienda sobre el mundo. Entonces, si queremos imitar a nuestro Maestro, debemos tener presente esto que hemos mencionado.

Debemos entender lo siguiente. Todo aquello que Pablo padecía servía para el avance del reino de Dios por que él se ajustaba a los parámetros del evangelio. Mi estimado amigo, una cosa es padecer por causa del evangelio, cosa que redundará en mayor beneficio de muchos, y otra muy diferente es padecer situaciones por causa de nuestra desobediencia a la verdad.

Nunca el evangelio progresará, avanzara, se extenderá a causa de la desobediencia, la rebeldía, la división, etc, solo veremos su avance cuando nos decidamos a vivir según sus principios y los podamos transmitir fielmente, aunque tengamos situaciones difíciles.

Nuestro objetivo en la vida debe ser el mismo que describió y experimentó el apóstol, que a pesar y más allá de lo que nos toque enfrentar o vivir, busquemos que el evangelio de Jesús alcance a todos. Porque en definitiva, no se trata de nosotros, se trata de Él.

¡Que tengas un día híper bendecido!

 

 

 

 

 

Acerca del autor

Hola, soy Diego Carrasco, vivo en la ciudad de General Roca, Provincia de Río Negro, sur de la Republica Argentina. Pastor de Comunidad de Fé "Más ALTO", Escritor y Conferencista, Acompañante Terapéutico, Profesor de Música y Defensor de la Vida. Casado con Paula y padre de Tomás, Matías, Julieta y Paloma, mis ángeles. Busco constantemente ser una fuente de inspiración para otros.