Inténtalo de nuevo…

Escrito el 13/07/2016 - 9:41pm Por Diego Carrasco

INTENTALO

“Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; más en tu palabra echaré la red”. (Lucas 5.5)

Esta es la confesión de alguien que siente que sus esfuerzos han sido en vano, que siente que no hay resultados productivos en aquello que hace. Es verdad que todos nos esforzamos y trabajamos, invertimos tiempo en aquellas cosas que son importantes para nosotros, pero cuando las cosas no salen como esperábamos empieza a carcomernos interiormente la sensación de frustración, acompañada de un pensamiento recurrente que nos dice que “la cosa está mal y que deberemos acostumbrarnos a esta situación”.

Aquellos que somos papás sabemos de la importancia de poder proveer a nuestras familias de lo necesario para que ellos estén bien, ahora, trata de ponerte por unos instantes en los zapatos de alguien que ha trabajado todo un día, toda una noche y que vio pasar las horas y nunca su esfuerzo produjo algún resultado positivo.

Piensa en aquellos que han dedicado tiempo a sus labores y que cuando deben percibir su remuneración, oyen de labios de quien los ha contratado la frase letal: “No hay dinero”, “No vendimos nada”, “No llegamos a lo acordado”, “La ofrenda prometida no la pudimos reunir”, etc, etc, etc.

Resultados negativos que generan reacciones, generan sentimientos, y generan dudas. Cuando las cosas no salen como pensábamos nos invade una gigantesca ola de frustración, acompañada siempre de sus mejores amigas, la duda y la desesperanza, quienes siempre tienen sus mejores (o peores) consejos a mano para soltarlo a la primera oportunidad que se les presente.

“¿Será que es lo tuyo?”, “Si es lo tuyo, ¿Por qué entonces no ocurre nada?”, “Deja todo como está, nada ha de cambiar”, etc, y tantos otros ¿consejos? que suelen dar estas engañadoras profesionales, abortando así toda chance de un milagro. Pedro también tuvo su día gris, ese día en el que las cosas no le salieron como esperaba, ese día en que todo se veía más oscuro de la normal, ese momento donde sus dudas eran más fuertes y más intensas que su fe, ¡sí, el hombre que años después sería uno de los que trastornaría el mundo entero con la buena noticia del Evangelio tuvo su momento gris!

¿Quién no ha experimentado esa frustración en su ámbito profesional, vocacional, ministerial, y demás? ¿Quién no ha vivido en carne propia las ganas de abandonarlo todo cuando, a pesar de haber dado todo, los resultados nos gritaban en la cara que nada era la paga? Creo saber la respuesta: todos.

Pedro fue invadido por el desánimo y no dudó un momento en darle cabida en su corazón. Pero hubo una palabra del Maestro que movilizó su corazón, que lo desafió a creer nuevamente, ¡y algo ocurrió!

Mi querido compañero de lecturas, si hasta aquí has sentido plena identificación con este hombre del que venimos hablando, si sientes que tu día gris no ha de culminar nunca y estás evaluando seriamente la posibilidad de abandonarlo todo y cambiar aquello que realizas, tengo para decirte de parte de Dios lo siguiente: ¡Vuelve a tirar la red, inténtalo una vez más! ¡Vamos, no te  resignes! ¡Un intento más puede hacer la diferencia en tu vida y la de quienes te rodean!

Esta vez es el mismo Maestro quien te está proponiendo que lo vuelvas a intentar. Te está desafiando a dejar de lado el gris de la indecisión, e ir por algo mejor. No te quedes mirando o imaginando lo que podría haber sido de tu vida si te hubieses animado a tirar la red una vez más, a pesar de los recientes fracasos en cualquier área de la vida. ¡Vamos, inténtalo nuevamente, tan solo una vez más…!

¡Que tengas un día híper bendecido!

Acerca del autor

Hola, soy Diego Carrasco, vivo en la ciudad de General Roca, Provincia de Río Negro, sur de la Republica Argentina. Pastor de Comunidad de Fé "Más ALTO", Escritor y Conferencista, Acompañante Terapéutico, Profesor de Música y Defensor de la Vida. Casado con Paula y padre de Tomás, Matías, Julieta y Paloma, mis ángeles. Busco constantemente ser una fuente de inspiración para otros.