“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”. (Efesios 5.25)
Hay una frase de una canción del grupo argentino de rock Virus, que dice así: “Tantos odios para curar, tanto amor descartable”.
Vivimos en tiempos donde el amor es algo descartable, donde si la pareja no funciona pues entonces dejamos a un lado a ese hombre o esa mujer, y salimos en busca de otro. Así de simple, o al menos así parece…
“No funcionó la relación, por eso nos separamos”, “Se acabó el amor y decidimos que era tiempo de ir cada uno por su lado”, etc. Estas y tantas otras frases que a diario escuchamos, (lo triste es cuando éstas salen de labios de personas cristianas) muestran que las relaciones matrimoniales están en decadencia, o al menos, que hay crisis muy fuerte.
En este post, el anteúltimo de este año, quiero mencionar varias cosas que necesitamos entender para que nuestro matrimonio funcione bien, y dure, que no se termine frente a cualquier viento que venga en contra.
En primer lugar, el apóstol Pablo dice así. “Maridos, amen a sus mujeres”. Pablo no esta dando una sugerencia, una idea, sino más bien está expresando una orden. No es una alternativa, no es una opción, si tu quieres que tu matrimonio dure entonces tu tienes que decidir amar a tu cónyuge tal y como el o ella es, ¡no hay otra!
El mismo apóstol Pablo escribió en 1º Corintios capitulo 13, la definición mas sublime y profunda que alguien pueda haber escrito acerca del amor. Veamos lo que dice el texto…
“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño. Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor”.
¡Tremendo! En letras más negras están los atributos del verdadero amor. Toma tu Biblia y medita unos minutos acerca de cada uno de ellos. Habrá momentos de turbulencia en el matrimonio, en la pareja, momentos de suma tensión, pero siempre debe primar el amar al otro por encima de esas dificultades. Recuerda esto: Amar es dar, y quien ama nunca está satisfecho, siempre está pensando en dar más…
En segundo lugar, Pablo establece la medida de ese amor. “…así como Cristo amó a la iglesia”. ¿Cómo amó Cristo a la iglesia? Hasta la muerte, es decir, se entregó y murió por ella, tomó su lugar. Por amor Cristo no permitió que iglesia (su novia) fuera maltratada y muriera, por amor Cristo sufrió en su lugar con el fin de que su amada no fuera violentada, por amor, solo por amor…
Amar es dar y darse todo por el otro, es buscar siempre el bien de quien ha elegido amarnos y compartir su vida con nosotros. Quien solo busca recibir amor, es alguien que necesita conocer a Jesús, y entonces recién ahí podrá entender la medida del verdadero amor.
El móvil de Cristo fue el amor, y por amor se dio, se entregó, murió y así rescató a su novia. ¿Cuál es la medida del amor que manifiestas hacia tu cónyuge? Piénsalo…
En tercer lugar, debemos saber que, a pesar de que la iglesia le ha fallado muchas veces y que en muchas ocasiones le ha dado la espalda, Cristo nunca dejó de amar a su iglesia, a su novia. En otras palabras, manifestó un amor incondicional, un amor que no está sujeto a circunstancias, sino a una determinación bien firme. Esa mi querido amigo, querida amiga, es la medida del verdadero amor.
Si quieres y anhelas un matrimonio que perdure en el tiempo, entonces mira y aprende del Maestro. Que tengas un día híper bendecido…