Pendiente Resbaladiza

Escrito el 01/06/2016 - 9:30pm Por Diego Carrasco

PENDIENTE

“… Aunque eras pequeño en tus propios ojos, […] te ha ungido [el Señor] por rey…”. (1 Samuel 15:17)

Entre los más de 19.000 originales epigramas escritos por el químico y autor Dr. O. A. Battista, está este: “Habrás alcanzado el pináculo del éxito cuando hayas perdido el interés en el dinero, los elogios y la publicidad”.

Por desgracia, suele suceder exactamente lo opuesto cuando reconocen y recompensan algo que hemos hecho. Un corazón humilde puede en un instante, convertirse en un pecho hinchado. Un corazón dócil puede tornarse en un corazón ensoberbecido, que no permite corrección alguna, entre otras cosas.

Justo antes de que lo ungieran rey, Saúl se consideraba integrante de una familia insignificante de la tribu más pequeña de Israel (1 Samuel 9:21). No obstante, pocos años después, había erigido un monumento en su honor y se había convertido en la autoridad suprema de su conducta (15:11-12).

El profeta Samuel lo confrontó por su desobediencia a Dios y le recordó lo siguiente: “Aunque eras pequeño en tus propios ojos, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y el Señor te ha ungido por rey sobre Israel?”. (v. 17)

La arrogancia es el primer paso en la pendiente resbaladiza de lo que denominamos éxito. Empieza cuando nos atribuimos personalmente las victorias que el Señor nos da y modificamos sus mandatos para acomodarlos a nuestros deseos. Empieza cuando nos adjudicamos aquello que no es merito nuestro, y empezamos a sentirnos omnipotentes.

El éxito verdadero consiste en permanecer en el camino de Dios siguiendo su Palabra y alabándolo a Él, en vez de ansiar el reconocimiento personal. Mientras mas reconocemos de donde proviene la fuente de todo éxito en nuestra vida, más confiables nos volvemos para Dios, y lentamente veremos como nos va añadiendo más y más a nuestra vida, por que hemos sido fieles en lo poco, no nos hemos quedado con la gloria que le pertenece a él, y entonces la promoción divina nos alcanza.

¿Quieres que Dios respalde tu vida? Cuida tu corazón de la soberbia. ¿Quieres que Dios prospere tus emprendimientos? Reconoce a tu Dios en todos tus caminos. ¿Quieres ir a otro nivel en tu ministerio? Dale la gloria a Dios, y Dios se encargará de que esto ocurra.

Saúl se privó a si mismo de cosas mayores, por no saber cuidar su corazón de la soberbia, del ego, de la arrogancia y altivez de corazón. La Biblia nos advierte lo siguiente: “Dios al altivo lo mira de lejos”, ¡más claro imposible!

Dios no soporta la soberbia, no soporta el orgullo, y cuando encuentra a una persona orgullosa entonces sigue de largo…

Mi querido lector, querido amigo que estás en este momento leyendo esta reflexión. La humildad verdadera le atribuye todo el éxito a Dios. No lo olvides…

¡Que tengas un día híper bendecido!

Acerca del autor

Hola, soy Diego Carrasco, vivo en la ciudad de General Roca, Provincia de Río Negro, sur de la Republica Argentina. Pastor de Comunidad de Fé "Más ALTO", Escritor y Conferencista, Acompañante Terapéutico, Profesor de Música y Defensor de la Vida. Casado con Paula y padre de Tomás, Matías, Julieta y Paloma, mis ángeles. Busco constantemente ser una fuente de inspiración para otros.