Crece lo que alimentas…

Escrito el 26/05/2016 - 1:14pm Por Diego Carrasco

C VS E

“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne”. (Gálatas 5:16)

¡Cuántas veces hemos escuchado las siguientes frases! “Esto no lo puedo cambiar”, “El diablo no me deja”, “El es el culpable de todo lo malo en mi vida”, etc.

¿Has escuchado alguna de ellas? ¿Has dicho tú alguna de ellas? Hace un par de semanas atrás, me comentaban respecto de un hombre  casado (que asiste a una congregación de mi ciudad) que suele decir que “tiene licencias” para mirar de arriba abajo a las mujeres, porque al fin y al cabo, para eso Dios le dio los ojos.

¿No es así como comienzan los adulterios? ¿No es así como se da rienda suelta otro tipo de pecados sexuales? Solo para pensar…

Justificaciones, palabras que demuestran que la carne está siendo fuertemente alimentada, deseos insaciables que no pararán hasta ser saciados, etc. Y así suele pasar con la vida de muchos, que buscan justificativos para no tener que reconocer que en realidad, lo que más abunda sobre sus vidas es carne, no espíritu.

Es verdad que constantemente somos tentados a hacer lo que no debemos, es una realidad y no la debemos negar, pero también debemos decir y reconocer que siempre, siempre Dios nos da la salida para no caer en la red de carne que el enemigo ha tendido.

Escúchame bien. El problema aquí no es el diablo, el problema es la carne. El problema en sí no es la tentación sino tu decisión de continuar alimentando tu carne con cosas que no convienen.

Dios nunca planeó que vencieras y conquistes al diablo, porque Él ya lo venció. Lo que Él sí planeó para ti, es que conquistes y venzas tu carne. La carne es la forma de pensamiento del mundo y de Satanás. Es lo que el diablo utiliza para tener acceso a tu vida: Pensamientos. Estos son los que deben ser cambiados para que tus actitudes cambien.

Pero para que este cambio sea eficaz debe permanecer en tu vida. ¿Y cómo viene un cambio duradero y permanente en la vida de una persona? Viene cuando cambias tu forma de pensar por la de Dios. Nunca un cambio se comienza de afuera hacia adentro; sino de adentro hacia afuera. Debes cambiar el pensamiento que sustenta la actitud equivocada por el pensamiento que sustenta la actitud correcta. Sin ello no habrá cambios permanentes.

Sólo el que olvida sus propios pensamientos y establece los de Dios es el que los afirma y desarrolla el carácter  de Cristo para caminar en la voluntad del Padre. Di hoy: si Dios piensa esto, yo también lo voy a pensar.

Jesús dice en las escrituras que la carne es débil. Este es el versículo favorito de la gente fracasada: “la carne es débil…”. Es verdad, es débil; pero es tu decisión alimentar su deseo o no. Recuerda que el poder está en ti para sujetarla, y lo podrás hacer si mantienes los pensamientos de Dios.

Si decides seguir echándole la culpa a terceros, a otras cosas o al diablo, nunca harás un cambio de pensamiento. Jesús en el huerto decidió pensar y hacer la voluntad de Dios. Él decidió. Su deseo o el de Dios. Si Él lo hizo, tú también puedes hacerlo…

Vamos, no más excusas y has lo que tienes que hacer, no importa lo que estés afrontando, tienes el poder de tomar control de tus emociones. Di: hoy empieza en mi vida el cambio duradero y permanente.

Si así lo crees y lo quieres, dile al Señor en este momento: Padre, me enfocaré en controlar mis deseos y poner tus pensamientos como pilares de mi vida. Meditaré en ellos para que mi mente esté en continua paz como tu Palabra lo dice. Gracias, en el nombre de Jesús. Amén.

Acerca del autor

Hola, soy Diego Carrasco, vivo en la ciudad de General Roca, Provincia de Río Negro, sur de la Republica Argentina. Pastor de Comunidad de Fé "Más ALTO", Escritor y Conferencista, Acompañante Terapéutico, Profesor de Música y Defensor de la Vida. Casado con Paula y padre de Tomás, Matías, Julieta y Paloma, mis ángeles. Busco constantemente ser una fuente de inspiración para otros.