Primero yo

Escrito el 30/06/2015 - 9:42pm Por Diego Carrasco

PRIMERO YO

“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos”. (Efesios 4:22)

Una vez, un hombre le preguntó a otro: “¿Cuál es tu mayor problema?”. Le contestó el interrogado: “A mi mayor problema lo veo todos los días en el espejo”. El entrevistador lo miró sorprendido, como acaso no entendiendo lo que estaba oyendo. “Me refiero a esos deseos de “primero yo” que merodean en mi corazón”, agregó el interrogado.

¿A qué estaba haciendo referencia este hombre? A él mismo. Y es que cuando lo único en que vivimos pensando es en nosotros mismos, entonces eso se transforma en nuestro mayor problema, en nuestra dificultad.

No está mal que nos preocupemos por aquellas cosas que hacen a nuestra vida, pero el asunto se torna complicado cuando hacemos de nuestra vida lo más importante, es decir, estamos pensando en nosotros, luego nosotros, y para concluir, pensamos en nosotros.

En Santiago 4:1, leemos: “¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros?”. La palabra “pasiones” se refiere a nuestros deseos egoístas.

Notemos lo siguiente. Santiago nos dice que las guerras y conflictos nacen de aquellas pasiones que surgen en nuestro interior, pasiones que nos llevan a vivir peleando con todos y por todo, y algo que quizá no significaría una dificultad en si mismo, lo es a partir de no querer dejar a un lado nuestro pensamiento.

De alguna manera, el egoísta es una persona que se endiosa a sí mismo, y no da lugar a que otros puedan siquiera plantearle alguna duda…

Por esta razón, en Santiago 1:14 se nos dice: “… cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido”. El escritor nos advierte que esos deseos de “primero yo” lo único que producirán es destruir nuestra amistad con Dios (4:4), y causarán divisiones, guerras y peleas (vv. 1-2). Por esta razón, se nos ordena que nos despojemos de esta idea de “primero yo”. ¿Cómo lo hacemos? ¿Se puede lograr? Veamos…

En primer lugar, las Escrituras nos hablan de que podemos lograrlo sometiéndonos a Dios (4:7). Debemos corregir nuestras prioridades: Dios es Dios y siempre debe ocupar el primer lugar. Si eso no ocurre, entonces habrá problemas…

En segundo lugar, acercándonos a Él (v. 8). Ocupémonos de esos deseos que nos llevan a pecar y recurramos a Dios para que nos limpie. No nos atrevamos a jugar a dos bandas, deseando lo malo y lo bueno al mismo tiempo, sino que nuestro máximo y mayor deseo sea buscar agradar solo al Señor, y a nadie más que a él.

Tercero, humillándonos delante del Señor (v. 10). Solo si entendemos que debemos humillar todo nuestro ser ante él, entonces, él nos exaltará. Dios nunca podrá levantar a a aquel que cree ser el centro del Universo, sino a quien reconoce al Creador, Dueño, y Sostén de todo lo que existe.

Recuerda: vivir según la filosofía de “primero yo” no es la clave del éxito. Pon a Dios en primer lugar y verás como tu vida comienza a ser una vida de plenitud. Cuando te olvidas de ti mismo, empiezas a hacer algo que otros recordarán.

¡Que tengas un día híper bendecido!

Acerca del autor

Hola, soy Diego Carrasco, vivo en la ciudad de General Roca, Provincia de Río Negro, sur de la Republica Argentina. Pastor de Comunidad de Fé "Más ALTO", Escritor y Conferencista, Acompañante Terapéutico, Profesor de Música y Defensor de la Vida. Casado con Paula y padre de Tomás, Matías, Julieta y Paloma, mis ángeles. Busco constantemente ser una fuente de inspiración para otros.