<<De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas, y la buena fama más que la plata y el oro>>
Otra versión dice: <<Vale más ser conocido y respetado, que andar presumiendo de rico>>. Un buen nombre se construye a partir de cumplir con nuestra palabra, de cumplir con aquello que hemos prometido. El sabio Salomón aconsejaba que antes que tener muchas riquezas, era mejor ser conocido por la buena fama, por el buen nombre.
Por supuesto que en la sociedad en que vivimos son muy pocos los que eligen tener buen nombre antes que las riquezas, es más, muchos procuran las riquezas sin considerar si pierden o ensucian su buen nombre.
Pero si tú eres un hijo de Dios, comprometido con sus enseñanzas, nunca deberías dejarte influenciar por las riquezas al punto tal de llegar a ensuciar tu buen nombre. Quiero enumerar algunas razones acerca del porqué es importante que tengamos y cuidemos nuestro buen nombre, nuestra buena fama.
En primer lugar, porque representamos a Dios. Dice la Biblia que nosotros “somos embajadores en nombre de Cristo”. Un embajador es alguien que representa a una nación, es decir, va en nombre de esa nación. Y cuando ese que es enviado no cumple correctamente con sus funciones, además de ser desplazado de su puesto, está dejando mal a aquellos a quienes representa, y es probable que nunca quieran recibir a quien vaya en nombre de esa nación. Si decimos representar a Jesús y estamos convencidos de que hemos sido enviados por él, pues entonces simple y sencillamente debemos hacer las cosas como corresponden, porque de lo contrario, nos exponemos a que se nos quite todo respaldo y fundamentalmente, tal vez nadie quiera recibir al Gran Enviado de Dios, Jesucristo.
En segundo lugar, porque ese buen nombre o buena fama que lleguemos a adquirir la heredarán nuestros hijos. Nuestros hijos no solo heredarán cosas materiales, sino que también recibirán la herencia de nuestros buenos o malos actos. Pueden cerrárseles muchas puertas a ellos por nuestra mala fama, y en lugar de allanarles el camino, se lo estaremos haciendo más difícil. Nadie querrá en su fábrica al hijo de un padre irresponsable, nadie querrá en su lugar de trabajo al hijo de alguien que roba o miente, pero en cambio si nuestra actitud es excelente, demostramos que somos responsables con la tarea asignada, que cumplimos con nuestra palabra, etc, entonces ellos tendrán trabajo seguro, porque el pensamiento que surgirá será: “si el padre es excelente, los hijos deben serlo también”. Piensa si tú le darías trabajo a alguien que sabes roba o miente, seguramente que no, porque su fama no es la mejor.
Y en tercer lugar, debemos procurar la buena fama y el buen nombre porque lo necesitamos para hacer negocios, tratos, etc. Nadie hará negocios contigo si saben que estafas o engañas a la gente, nadie te dará trabajo en su compañía si saben que no cumples con los compromisos asignados, nadie te prestará más si saben que pides y nunca devuelves lo prestado. Nadie te mirará con buenos ojos si tu fama es mala, si tu buen nombre lo has echado a perder.
Recuerda esto, no es por tí ni por mí que debemos hacer bien las cosas, es por el que nos envió. Tenemos la obligación de hacer las cosas bien, somos la parte visible de este reino “invisible” que es el reino de Dios. Que tengas un día híper bendecido.