Divina Corrección

Escrito el 30/11/2017 - 7:53am Por Diego Carrasco

CORRECCIÓN

 “Porque el Señor al que ama, disciplina, Y azota a todo el que recibe por hijo”. (Hebreos 12:6)
Este es uno de esos pasajes que solemos pasar por alto, porque toca un tema fundamental en la construcción de nuestra vida, y que esta generación prefiere pasar por alto. Estoy haciendo mención a la DISCIPLINA.
¿Pero de qué hablamos cuando hablamos de Disciplina? La palabra Disciplina tiene dos aspectos en los que me gustaría detenerme. El primero, su acercamiento por definición a la palabra discípulo, que es quien recibe la enseñanza de otro. El segundo, como la manera ordenada y sistemática de hacer las cosas, siguiendo un conjunto de reglas previamente establecidas.
Quiero compartirles algunos pensamientos relacionados a la corrección. Y para ello, quisiera comenzar con algunas preguntas que debiéramos hacernos.
1) ¿Quiero crecer espiritualmente? Creo saber cuál será tu respuesta. Sigamos entonces con la siguiente pregunta.
2) ¿Realmente anhelo de todo corazón cambiar? Porque solamente si lo anhelo desesperadamente me pondré en acción y permitiré que Dios trabaje sobre mi vida para que los cambios o transformaciones que deseo ver en mi vida se efectúen.
El verdadero cambio en tu vida y en la mía no se producirá (y ni siquiera podrá empezar) hasta que no logremos entender que, en primer lugar, DIOS te ama como eres. Mientras no entendamos, mientras no nos apropiemos de esta verdad, seguiremos tratando de cambiarnos a nosotros mismos en intentos inútiles de ganarnos su amor y su aceptación. El gran problema con estos aspectos es que eso que muchos viven esperando (amor y aceptación) ya lo tienen, pero no lo saben, lo desconocen, lo ignoran…
Tenemos que comprender que la base de la corrección de Dios hacia nuestra vida es el Amor y dejar de pensar y creer que cada vez que el Padre nos corrija será porque nos rechaza y porque al desaprobar algo que hayamos hecho, nos está desaprobando a nosotros como personas.
Veamos el siguiente texto bíblico.  “He aquí, bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; Por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso”. (Job 5:17)
Dijimos anteriormente que esta es una generación que no valora mucho la corrección, no le gusta ser corregida, siente que se la invade con argumentos de antaño, siente que pierde espacios necesarios en la construcción de su identidad, ¡nada más alejado de la verdad que eso! Por supuesto, siempre hay excepciones a la regla…
No nos gusta que se nos corrija, nos pone muy mal, nos cambia el humor, y tantas cosas más. ¿Por qué? Porque no hemos entendido que esa es la metodología de Dios para hacernos mejores personas, mejores cristianos, mejores ciudadanos, etc. Corrige a alguien de tu congregación y verás como se marcha por la puerta de atrás sin mediar explicación. Corrige a tu hijo y verás como cambia su humor, etc. Sin corrección es muy probable que solo atraigas dolor a tu vida. Valora la corrección, abraza la corrección.
3) Cuando Dios te corrige, es por tu bien y es a su manera. Toda corrección que Dios haga hacia nuestras vidas será a la manera de Dios. Muchas veces esas maneras o formas de corrección que Dios utilizará con nosotros, no las entenderemos, y lo único que deberemos hacer es agarrarnos fuertemente de su mano y de su amor manifestado hacia nosotros.
En 1 Crónicas 21. 1 al 13, vemos que David toma una decisión que trae una profunda consecuencia no solo para él sino también para todo el pueblo que gobernaba. Te animo a que leas luego en tu Biblia esta historia. Miremos lo que afirma David. “Entonces David dijo a Gad: Estoy en grande angustia. Ruego que yo caiga en la mano de Jehová, porque sus misericordias son muchas en extremo; pero que no caiga en manos de hombres”.
David tenía la posibilidad  de elegir como quería pagar por su pecado, tenía la chance de elegir el método que Dios usaría para su corrección, y su declaración es lo que tú y yo debemos tener presente. Siempre, siempre, es mejor que Dios sea el que trate con tu vida personalmente y no que caigas en manos de tu enemigo, porque si el enemigo es quien te trata lo que recibirás será destrucción, pero si Dios es quien trata contigo directamente aunque duela, serás bendecido porque su trato tiene como base el amor.
Ahora bien, hay al menos tres formas que Dios utilizará para tu corrección.
1) Las circunstancias. Vimos el caso de David, Dios usó algo puntual que sirvió para encaminar el corazón de David nuevamente hacia Dios. Muchas veces, las situaciones serán el método de Dios para corregirte, si lo entiendes crecerás y maduraras, sino lo entiendes te enojarás y maldecirás todo y a todos…
2) La Palabra de Dios. 2 Timoteo 3:16,17 dice: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra”.
3) El Liderazgo. Tito 2:15 dice: “Esto habla, y exhorta y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie”.
“Debes enseñar estas cosas y alentar a los creyentes a que las hagan. Tienes la autoridad para corregirlos cuando sea necesario, así que no permitas que nadie ignore lo que dices”. (NTV)
Mis queridos hermanos, amigos, si deseamos crecer espiritualmente, si deseamos ver cambios profundos en nuestra vida, entonces deberemos aprender a aceptar la Corrección que Dios trae o traerá a nuestras vidas como una muestra de su gran amor hacia nosotros. Entender que él me ama y que soy acepto en él, hará que pueda soportar la disciplina, la corrección de Dios. La corrección del Padre siempre es una bendición para los hijos. Te bendigo!
Acerca del autor

Hola, soy Diego Carrasco, vivo en la ciudad de General Roca, Provincia de Río Negro, sur de la Republica Argentina. Pastor de Comunidad de Fé "Más ALTO", Escritor y Conferencista, Acompañante Terapéutico, Profesor de Música y Defensor de la Vida. Casado con Paula y padre de Tomás, Matías, Julieta y Paloma, mis ángeles. Busco constantemente ser una fuente de inspiración para otros.