Y guisó Jacob un potaje; y volviendo Esaú del campo, cansado, dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la primogenitura. Génesis 25. 29 al 34 –
Es en el hogar donde debemos tomar conciencia sobre lo que implica y significa la Bendición de Dios, y esa es tarea de los padres. Esaú y Jacob, hermanos gemelos, crecieron en el mismo hogar y con los mismos padres, pero con perspectivas muy diferentes respecto a los tesoros y privilegios celestiales.
Primogenitura: el primogénito heredaba el doble de lo que dejaba el Padre, heredaba el liderazgo de toda la familia o clan, y recibía el privilegio “sacerdotal” ante Dios por toda la familia (es decir, presentaría los sacrificios, ofrendas y oraciones a Jehová Dios)…
Podemos identificar la indiferencia en el corazón de Esaú por los favores de Dios, cuando dice: a) “¿para qué me servirá la primogenitura?”. Pensamientos incorrectos nos llevan a decisiones incorrectas. b) “comió, bebió, se levantó y se fue”. Indiferencia hacia la bendición.
Cuando no enseñamos a nuestros hijos a valorar lo que Dios les ha dado, generamos hijos irresponsables, indiferentes espiritualmente hablando, y que terminarán lejos del Señor. Si no les enseñamos a poner en primer lugar a Dios, no solo con las palabras sino con el ejemplo, lo más probable es que tampoco ellos lo tengan como prioridad.
Necesitamos como Papás tomar la posta y atrevernos a proferir bendiciones sobre nuestros hijos, Dios ha soltado algo especial sobre cada uno de ellos, ha establecido y profetizado lo que ha de ocurrir con cada uno, pero como padres debemos alinearnos a lo que Dios ha establecido y declararlo una vez más.
Lo más importante que puedes/debes tener, cuidar y apreciar es la Bendición de Dios sobre tu vida, tu familia, y todo lo que haces.
2) Desarrolla temor a Dios en tu corazón, y enséñalo también…
En el N.T. Esaú es llamado profano (Hebreos 12:16). El término hebreo para profanar se traduce como: “irreverencia, pisotear, vulgar”. Esaú no valoró lo que el Señor le estaba entregando.
Cuando no entendemos lo que significa tener u obtener la bendición de Dios sobre nuestra vida, es cuando la subestimamos, la menospreciamos, no le damos la importancia espiritual y/o real que tiene, y por lo tanto, generamos que dé lo mismo un plato de lentejas (cosas terrenales y valores terrenales) que la primogenitura (favores del cielo).
Los hijos eran buenos en aquello que hacían, pero no fueron buenos en buscar a Dios, y desarrollar temor por la presencia de Dios. Aquellos valores que aceptemos en nuestra vida determinarán lo que sea prioridad para nosotros y para los nuestros.
Si para nosotros la mentira es un valor por sobre la verdad, no te sorprendas que te mientan y que vivas mintiendo. Si la mezquindad y avaricia son valores que abrazas no te sorprendas que los demás sean mezquinos y avaros contigo.
Si abrazas la presencia de Dios en tu corazón, si desarrollas temor de Dios en tu vida, todo tu entorno, tu familia y hogar será profundamente bendecido.
Termino con esto. Necesitamos re – descubrir en este tiempo el valor y el poder que la bendición de Dios tiene sobre nuestra vida, no la subestimes, no la descuides, no la menosprecies. Te bendigo…