Más de 130 cristianos indígenas, tras haber sido expulsados de su lugar de origen, habían creado como refugio la granja El Pital, ubicada en Huila, Colombia; pero una vez más son obligados a dejar el sitio, sin lugar a donde ir, por causa de su fe, así lo dio a conocer el ministerio Open Doors de EE.UU.
Los indígenas expulsados eran torturados por las autoridades locales, quienes los presionaban para que renunciaran a su fe. “No dispuestos a negar sus creencias, se vieron obligados a irse para evitar un daño peor. Finalmente, se les permitió establecer refugios temporales en una granja”, explica en su portal MundoCristiano.tv.
Muchas son las necesidades que durante 10 años han tenido que vivir la comunidad cristiana-indígena, siendo violados todos sus derechos. Al parecer son nuevamente expulsados de la granja por el dueño por sus prácticas religiosas.
El ministerio, piden la oración por los perseguidos para que Dios les provea finanzas y un nuevo lugar para vivir. Así como la oración por la salud de los creyentes de avanzada edad. Entre ellos están por lo menos 42 niños.
Open Doors en la misiva piden que oren por los cristianos-indígenas para que puedan experimentar la cita bíblica de Filipenses 4:7, que dice “la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús”.