“Por la Fe entendemos haber sido constituido el universo por la PALABRA de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía”. (Hebreos 11.3)
Miremos lo que nos dice el Salmo 33.9. “Porque Él dijo, y fue hecho, Él mandó y existió”.
Si nos remontamos al libro de Génesis capítulo 1, veremos a Dios que desde el mismo comienzo de la historia, Él se revela a sí mismo como el Creador de todo lo que existe. Entonces, estamos en condiciones de afirmar por lo que la Biblia nos dice en estos versículos y tantos otros que no hemos mencionado, que Dios es el Creador de todo aquello que nuestros ojos ven.
Tenemos que entender que todo lo creado por Dios surge a partir de la nada, es decir, todo el universo era una convicción y una certeza en la mente y el corazón de Dios, hasta que habló la palabra de fe y luego eso se manifestó en algo real y físico, pues sus palabras desataron poder.
Miremos lo que nos dice Génesis capítulo 1, vers. 26 Y 27: “Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.
La relación que el hombre tiene con Dios es lo que lo separa de todos los demás seres vivientes. Todo lo demás ya había sido creado cuando Dios pensó en el hombre. Éste fue el “broche de oro” de la creación física y fue dotado con la capacidad para gobernarla. De todo lo que Dios creó, sólo el hombre fue hecho a su imagen y semejanza.
En las Escrituras no se explica en términos precisos lo que quiere decir a imagen y semejanza de Dios. Una obra de consulta explica lo siguiente acerca las palabras imagen y semejanza: “‘Imagen’ sugiere una reproducción en forma y sustancia, ya sea física o espiritual; y ‘semejanza’ expresa la idea de parecido y similitud externa”.
En la Biblia la relación entre Dios y el hombre se presenta como la de un padre con sus hijos, y los hijos suelen parecerse mucho a sus padres. Entonces, si Dios es mi padre yo tengo su ADN. En otras palabras, así como los hijos se parecen a sus padres, así también todo ser humano se parece a nuestro Creador. Aunque Dios es espíritu (Juan 4:24) y no un ser físico, todo ser humano guarda cierta semejanza con él.
Esto significa que, al igual que Dios, tenemos la gran posibilidad de crear. La diferencia entre la creación de Dios y la creación del ser humano, está en que Dios crea algo de lo que no es, en cambio el hombre toma de lo creado para hacer algo nuevo.
¿Cómo creó Dios lo que creado? Dios comienza a dar órdenes para que las cosas se acomoden de acuerdo a como el Creador lo había pensado. Es decir, el acto creativo se produce por el hablar. Dios habla y ocurre, lo confiesa y sucede, etc.
¿Sabes que ocurre cuando tú y yo hablamos? Hay cosas que se crean. Hay un acto creativo que se ejecuta cuando tú hablas, hay algo que ocurre cuando tú y yo hablamos, nada permanece igual, hay cambios que se producen cuando decimos o emitimos palabras. ¿Sabes porqué? Porque tenemos el ADN de Papá Dios, el Creador por excelencia de todas las cosas. La palabra nos dice que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, nuestro Padre.
Tus palabras tienen un poder creativo, y cuando hablas mal de otros, de las situaciones, de ti mismo, estás creando un mundo paralelo en el que Dios no tiene nada que ver. Es allí donde reina el desorden, el vacío, la confusión, etc, donde te sientes vacío y oprimido, sin destino. Solo una palabra de Dios puede poner en orden tu mundo y colmarlo de plena bendición.
Cuando tú dices: “Yo no puedo”, estás activando una palabra creativa que obviamente generará todo a tu alrededor para que no puedas. Cuando dices: “Me va a salir mal esto”, estás soltando una palabra negativa que afectará tu accionar, y obviamente, todo saldrá mal.
Cuando dices: “Estoy condenado a vivir solo, sola”, estás activando y creando tu mundo bajo esas condiciones, cuando dices: “Esta enfermedad es incurable, no tiene solución”, estás diciendo o haciendo dos cosas: 1) estás anulando la Palabra de Dios que dice que en Cristo hemos sido sanados y bendecidos, y restaurados, y que Él en la cruz cargó con nuestras enfermedades, dolencias, etc. 2) Estás creando tu propio mundo, en el que no caben posibilidades de sanidad.
Estás creando, en síntesis, un mundo paralelo en el que Dios está de brazos cruzados, sin poder intervenir. Hoy Dios suelta la Palabra y te dice: ¡Sea la luz sobre tu vida! Y la luz será hecha, y las tinieblas serán alejadas de tu mundo, entrarás en el mundo de la bendición de Dios. ¡Que tengas un día híper bendecido!