Desde hace mucho tiempo que me ha llamado la atención la forma como Dios emprende su obra. Por lo general busca ciertos requisitos: personas oprimidas, baja auto estima, rebeldes y luego los transforma en vasos útiles para llevar a cabo una misión. Lo mismo sucede con las multitudes son reducidas para dejar lo mejor y pelear las batallas. Mientras estaba leyendo el accionar de Gedeón en el libro de Jueces, analicé su situación ante Dios cuando supo que sólo iba a pelear con 300 hombres. Quizá no entendía que la voluntad divina era manifestar su poder, mediante la debilidad humana, ante una infidelidad del pueblo israelita.
Las consecuencias no se hicieron esperar y comenzaron a ser oprimidos por el yugo extranjero, pueblos como los madianitas destruían sus cosechas y por lo tanto estaban encarcelados en su propio territorio. Gedeón era un hombre escogido para una misión pero tenia muchos defectos que más tarde iban a ser solventados para su crecimiento espiritual. Dios no se fijó en sus debilidades sino que puso su mirada en el potencial que estaba escondido en esa persona. A lo largo de la historia, la variable que se encuentra es como Dios trabaja con la debilidad humana, busca siempre individuos que han sido marginados debido a escrúpulos sociales, sin embargo, una vez que fueron seleccionados como instrumentos útiles, desarrollaron grandes proezas y marcaron hitos históricos a través de todo el accionar bíblico.
Al considerar cada una de esas etapas transcendentales, considero que Dios utilizó una minoría para manifestar su poder. Le prohibió a David hacer un censo, porque quería demostrar su poderío, escogió únicamente doce discípulos para desarrollar su planificación evangelística, disminuyó el número de integrantes de la tribu de Israel y fueron seleccionados los nuevos habitantes de la Tierra Prometida. Gedeón experimentó ese tipo de situación cuando Dios mermó el ejército que destruiría a los pueblos invasores. Bajo las promesas divinas comprendió que no era la cantidad lo que era importante, pues el poder espiritual se perfecciona en la debilidad. Ganó la batalla con pocos hombres y glorificó el triunfo, dando la honra al Todopoderoso.
Experimentamos en nuestra vida este tipo de situaciones, a veces creemos que los problemas que afrontamos los podemos resolver sin la ayuda del Creador, utilizamos todos nuestros recursos y luego fracasamos, pero cuando tomamos a Dios en cuenta, todo sale bien.
Dios tiene una forma especial para escoger a las personas y utilizarlas en la obra. Podemos tener mucho conocimiento, pero sino le damos la gloria , todo es en vano. Los predicadores en el día de Pentecostés eran hombres iletrados, sin ningún conocimiento teológico pero fueron usados como instrumentos poderosos para el evangelismo.
Deja que la mano de Jesucristo tome todos tus defectos y debilidades y los convierte en oro sólido, para que te conviertas en portador de la bendición.