
Recobra la visión
Una vegetación verde serpenteaba la carretera. Las señales indicaban aminorar la velocidad, pero el conductor iba obsesionado por imitar a los protagonistas de «Rápido y Furioso». Escuchó el sonido de su celular y de inmediato contestó. Mientras hablaba, hundió más el acelerador y no divisó la señal de peligro. Como consecuencia, su auto chocó contra una roca. Afortunadamente salió con fracturas menores. Al ser entrevistado por los oficiales de tránsito sobre las causas del accidente, contestó:—¡Perdí la visión!
Esta pequeña ilustración presenta el trayecto que diariamente protagonizamos en la carrera cristiana, la neblina del pecado empaña nuestro panorama, perdemos la orientación al no obedecer las señales de seguridad. Somos conductores espirituales —transitamos a lentas y rápidas velocidades— pero de súbito, perdemos el control de la visión.
Como ovejas desorientadas, emprendemos una ruta exploratoria traspasando los límites de nuestras convicciones. Sentimos la necesidad de experimentar en otros pastos y nos alejamos de la meta espiritual.
La autosuficiencia y el libre albedrío inciden en cegar nuestra visión. Tenemos un mundo en constante perspectiva de desarrollo, que trata de seducirnos mediante una gama de espejismos atractivos que nos estimulan directa o indirectamente con el objetivo de salir del redil
A lo largo de la historia bíblica se encuentra en el libro de Reyes, la biografía de gobernantes sin visión, que comenzaron bien su mandato siguiendo los parámetros divinos, pero que al transcurrir el tiempo fueron cegados por el destello del pecado y como consecuencia llevaron al deterioro espiritual al pueblo israelita. El círculo vicioso, de fidelidad, alejamiento de Dios, pecado, castigo, arrepentimiento, servía como patrón de inestabilidad para incumplir la fidelidad a Dios.
La Biblia está llena de señales que han sido colocadas en lugares estratégicos para recuperar la visión, pero el ser sabio en la propia opinión, nos aleja de la orientación cristiana. La pérdida del primer amor, el egocentrismo, el ascetismo se concentra como una basura que distorsiona la visión de Dios para el hombre.
La exhortación a «no mirar atrás», Génesis 19:17, es una recomendación inherente en el camino del cristiano. Nuestro enfoque debe configurarse hacia adelante. «Siete veces cae el justo y vuelve a levantarse» Proverbios. 24:16, establece la interacción de la restauración como un proceso constante en nuestro peregrinar espiritual, «la de olvidar todo lo que queda atrás y extenderse a la meta» Fil 3:13; Jesucristo nunca trabaja con el pasado, nos pide que vivamos el presente con la perspectiva del mañana. Dirige tu visibilidad hacia el blanco que es Jesucristo. Hebreos 12:2. Esto se intensifica con el enérgico llamado de atención en Apocalipsis 3: 18 «Te aconsejo que de mi compres… colirio para ungir tus ojos para que puedas ver».
El Maestro quiere restaurar tu visión e insertarte una vez más en el engranaje de la fe. Serás de nuevo luz que sirva de guía para todos aquellos que caminan en el sendero de la oscuridad.
¿Has perdido la visión de tu vida?, ¿Te has encerrado en la cueva del aislamiento como el profeta Elías?
Recupera la visión. Despójate de todo peso y del pecado que te asedia y corre con paciencia la carrera que tienes por delante. Hebreos 12:2
Si estás estancado en el trayecto de la tierra prometida, has un compás de reflexión y vuélvete a Jehová, recupera la visión y sigue nuevamente siendo luz en el camino de la salvación.
Si estás sentado junto al camino como el ciego Bartimeo, esperando recobrar la vista, deja que el Maestro ponga de nuevo la luz en tu vida y otra vez estarás siguiendo sus pasos.
El cambio está en tus manos. Recupera tu visión y resplandece la gracia de Jesucristo.