Pasaje: San Juan 15.1 al 5 –“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado. Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”.
En la reflexión anterior hemos entendido que Dios desea y espera de nosotros fruto, y que para que ello ocurra, él hará su parte en nuestras vidas. En esta segunda parte de este devocional al que he titulado “Vidas Fructíferas”, veremos dos aspectos que son clave para producir aquellos frutos que Dios espera hallar en nosotros. Presta atención…
Permaneced en mí, dijo Jesús (v.4) ¿Qué significa Permanecer? “Mantenerse sin cambios en un determinado estado, condición o cualidad”.
El problema nuestro es que no sabemos permanecer, no sabemos ser perseverantes, entonces cuando algo se complicó abandonamos todo. Somos muy de abandonar rápido, pero para que veamos resultados en nuestra vida, una de las responsabilidades nuestras hacia Dios es PERMANECER.
Juan usa la palabra “Permanecer” más de cincuenta veces en sus escritos; once veces en Juan 15. Evidentemente esto es algo que a Dios le importa y mucho.
Permanezcamos creyendo aún cuando todo está al revés, permanezcamos juntos aún cuando las cosas no salen como deseamos o esperamos, Dios está procesándonos, pero veremos el fruto por causa de haber permanecido.
Permaneced en mí, y yo en vosotros (v.4) Esto me habla de UNIDAD. Dios quiere que usted y él sean UNO, así como el Padre y Jesús son UNO. Cuando somos UNO con Jesús, es cuando sabemos que no estamos solos, estamos con él, su Presencia está garantizada, y se aleja de nuestra vida la soledad, la amargura, la angustia, la tristeza, la depresión, etc, porque la vida de Dios está operando en nosotros.
“…el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto…”
Cuando me separo de Dios, es cuando mi vida se torna NO FÉRTIL. “…porque separados de mí nada podéis hacer”. (V.5) – Notemos lo siguiente. El mandato establecido aquí no es DAR FRUTOS, sino el PERMANECER EN CRISTO, entonces la consecuencia natural serán los frutos esperados por nosotros. Ahora bien, cuando yo voluntariamente me separo de Jesús, entonces la consecuencia natural será la improductividad y sequedad espiritual y en todas las áreas de nuestra vida.
Y no solo veremos aquellos frutos que nosotros deseamos obtener, aquellas bendiciones que anhelamos, sino que también se manifestará el fruto de Dios en nosotros, el fruto del Espíritu Santo obrando en nosotros.
He orado y oro a Dios nuevamente para que te revele este fragmento del texto. “Porque separados de mí nada puedes hacer”, son palabras de Jesús para tu vida en esta hora. Mi querido amigo, mi querida amiga, Dios quiere hacer de tu vida una vida altamente productiva, siempre fue su anhelo para contigo, pero quizá hubo en el medio situaciones, cosas y/o personas que fueron distractores de lo que Dios había diseñado para ti.
¿Qué harás hoy? ¿Qué decisión tomarás? Dios está hablando a tu corazón, y dice: “Hija, hijo, te amo, te deseo, vuelve en amistad conmigo y tendrás paz, separado de mi no puedes ser feliz, no puedes prosperar lejos de mí, alejado de mi presencia te vuelves improductivo, vuelve a mí”.
¡Que tengas un día híper bendecido!