Date prisa

Escrito el 07/10/2015 - 5:20pm Por Carlos Hernández Zamora

 

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Date prisa

La orden era rápida. No había tiempo que perder. Una sonrisa de triunfo se dibujaba en su rostro. La emoción lo atrapaba y mientras corría hacia su casa, su corazón se saturaba de gozo. No era para menos. Una visita muy especial llegaría a su hogar. Estos pequeños sucesos nos relatan el momento por el cual estaba pasando Zaqueo. Jesucristo quería visitarlo.

Zaqueo era un hombre con bastantes obstáculos para conocer a Jesús. Siendo un publicano, recaudador de impuestos a favor del imperio romano, se convirtió de la noche a la mañana en una persona acaudalada, cuya riqueza creció como producto de esa actividad. Dentro de la cultura hebrea se decretó una ola de desprecio contra tales funcionarios. Por otra parte, su baja estatura lo hacia ser objeto de burla. El bulling que experimentaba produjo un sentimiento de inconformidad, vacío y una baja autoestima. El dinero no podía comprarlo todo. Una vida sustentada por las posesiones materiales, que fueron obtenidas de manera deshonesta,  al principio producen opulencia, pero luego, con el correr del tiempo, puede terminar en ruina.

La algarabía contagió a todos los habitantes de Jericó. Jesucristo recorría las calles de la ciudad y ese acontecimiento despertó una gran curiosidad en Zaqueo. No lo pensó más, salió a la calle y su primera prueba fue vencer el primer obstáculo: la multitud. Sus oídos se volvieron sordos y no hicieron caso de las palabras que trataban de apartarlo de su propósito. Proseguía al blanco y caminaba con la mirada puesta en Jesús. Inmediatamente sorteó el problema de su estatura y se le ocurrió la idea de trepar a un árbol. La especie, muy conocida en la flora de los judíos, el sicómoro. Subió con todo su ímpetu hasta que llegó a una altura adecuada para captar la atención de Jesús.

Por fin, lograba su satisfacción. Jesús llegaba a tiempo y era necesario llegar a la casa de un pecador. No cabe duda que la morada de Zaqueo estaba desordenada y vacía. Era necesario que el Maestro entrara en su vida y comenzara a restaurar a este hombre. No bastó mucho tiempo para que diera los primeros frutos, pues se comprometió a dar los bienes a los pobres y a restituir el dinero a los que fueron defraudados. Todo eso se debió al interés que mostró por dejar que Jesús entrara en su vida.

La orden fue tan breve pero significativa: «Date prisa» Si adecuamos este mandato al tiempo actual, la reacción es lenta y desinteresada.  El hombre ha inventado una serie de herramientas que han acelerado la comunicación, pero es incapaz de comunicarse con Dios. Antes se usaba un telegrama para enviar un mensaje que tardaba muchos días en llegar a su destinatario. Hoy — en pocos segundos— el mensaje cruza continentes, para ser recibido en el lugar más remoto del planeta. Sin embargo, con todo ese tipo de adelantos tecnológicos, la humanidad  ha desentendido que el tiempo se está acercando. Todas las señales traducen la venida de Jesús. Debes darte prisa porque el período de gracia se está acabando. Es una necesidad apremiante, buscar la salvación divina.

Quizás tu estatura espiritual ha sido frenada por la acción del pecado. No puedes crecer en todas las áreas de tu vida debido a que te encuentras atrapado en un mundo de placer. Quizás por tus malas acciones eres considerado la oveja negra de la familia, de tus amigos o de tu trabajo. Jesucristo está dispuesto a llegar al centro de tu corazón y darte una nueva vida. ¿Cuales son los obstáculos que te impiden llegar a Jesús? Zaqueo tuvo que decidir entre vivir una vida alejada de Dios  o cambiar de dirección para darse prisa y encontrar una respuesta a su vida.

Los días son malos y el tiempo se está acortando por causa de los escogidos. Jesucristo está tocando la puerta de tu corazón y te dice: «Date prisa» Hoy es el día de salvación.

 

 

 

 

 

Acerca del autor

Educador de generaciones, orientado al estudio de la literatura y lenguas extranjeras. Me agrada escribir cuentos y ensayos. Creo en las capacidades de las personas para salir adelante. Analítico en las problemáticas sociales. Constante en el estudio, pues sé que un pueblo educado es un ente libre de la ignorancia. Aficionado a la tecnología, lector activo y participativo de la Biblia. Bloguero de Onda Exclusiva en la sección de «vida cristiana» y «acción social».