Dicen que el verdadero amor espera, que el verdadero amor tiene paciencia, y personalmente creo que sí, tardé casi un año para poder conquistar a la que ahora es mi esposa, tenía que tener paciencia y esperar el mejor momento para declararle mi amor, porque sabía que si era paciente, a su tiempo obtendría una respuesta favorable (o tal vez no, pero ese es un riesgo aparte que cada hombre debe afrontar), siempre estuve persuadido no solo por su belleza, sino que también por su forma de ser, de ver las cosas y muchas cosas más, habiendo dicho esto, te pregunto, ¿Por qué hay momentos en nuestras vidas que perdemos la emoción de estar esperando algo mejor? ¿Por qué nos resulta más difícil creer que las cosas puedan ser mejores? Esto es algo que siempre me he preguntado, y admito que es algo que no quisiera que me pasara, que llegue ese día donde simplemente esté viviendo por vivir, cumpliendo compromisos, agendas, trabajo, rutinas, rutinas y más rutinas. Tengo una pregunta para ti, y no la leas rápido, toma una pausa y analiza bien, ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez? Si no tienes ni memoria de cuándo fue la última vez que hiciste algo nuevo en tu vida, ¡debes despertar!
¡No dejes de soñar!
Has escuchado la frase, “no dejamos de soñar porque nos volvemos viejos, nos volvemos viejos porque dejamos de soñar” creo que Dios nos va dando en cada estación de nuestras vidas oportunidades para disfrutar y para que seamos felices, y claro, para que no dejemos de soñar, ejemplo de ello es que cuando éramos niños nos alegrábamos con pequeños juguetes, cuando fuimos creciendo nos empezó a atraer el sexo opuesto, cuando nos casamos disfrutamos esa etapa como ninguna otra, y sé que hasta en la vejez se sigue disfrutando de los logros alcanzados, de la compañía de la familia y que decir de los nietos, ¡nuestros “viejitos” sí que los disfrutan! No puedes dejar de esperar lo mejor por algo que te haya pasado, quizás hayas sufrido alguna decepción amorosa, tal vez alguien lastimó tu corazón, tu confianza fue quebrantada, sé que toma tiempo a veces reponerse de golpes así, pero no puedes estar en ese valle toda la vida, es tiempo de retomar esos planes que tenías, esos sueños que has dejado guardados en algún lugar de tu vida, levántate y resplandece con esa luz que Dios te da, ya que Dios está dispuesto a correr esta carrera, pero él no correrá por ti.
Fuera Dios injusto si los sueños que tenemos no pudieran hacerse realidad, ya que si él nos dio la capacidad y ese regalo precioso de poder visualizar nuestras vidas de la forma más extraordinaria que podamos imaginar, es porque se pueden alcanzar los sueños.
Nunca dejes de soñar y como alguien dijo alguna vez, “Los sueños mueven al mundo, la ilusión y el trabajo hacen el resto”
“Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así.”
Hebreos 6:9