“… Porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores”. (1º Timoteo 6.10)
En este artículo quisiera que juntos reflexionemos acerca del valor que le damos al dinero del que disponemos, que sucede en nuestro corazón con respecto al dinero, etc.
Notemos, en primer lugar, que la Biblia no dice que el dinero es la raíz de todos los males, sino que el amor al dinero es la raíz, la fuente, el origen de todos aquellos problemas que hoy vemos diseminados a lo largo y ancho del Planeta Tierra.
Es el amor desmedido al dinero el que lleva al hombre a todo tipo de actos irracionales y contrarios a lo establecido por Dios, es el amor ciego hacia los billetes el que lleva a los hombres a, por ejemplo, promover guerras. Esto se denomina lisa y llanamente ambición.
¿Qué es la ambición? Notemos lo que nos dice el Diccionario respecto a esto. “La ambición (Del latín ambitĭo, -ōnis) es el deseo ardiente de poseer riquezas, fama, poder u honores”.
Es por dinero y el deseo de tener más que muchos se corrompen, por amor al dinero es que hay pornografía, existen los abortos, las drogas, la prostitución y el abuso de menores, por amor al dinero se mata y se “beneficia” a quien no corresponde por encima de quien realmente necesita ese beneficio, y así podríamos seguir con muchos ejemplos más…
Necesitamos revisar a diario nuestro corazón en relación al dinero que manejamos, porque todo comienza de manera pequeña, pero eso pequeño va creciendo hasta que un día nos encontramos “adorando” esos billetes y deseando más y más, cerramos nuestro mano y no damos cuando podemos hacerlo porque lo único que queremos es tener más y más, y es allí donde la avaricia y la codicia van ganando terreno.
¡Que triste es ver cristianos que, cuando no tenían nada daban todo, y ahora que Dios los ha bendecido han decidido cerrar su mano, retienen, retienen y retienen solo para ellos! ¡Que triste es ver líderes que por causa del dinero han perdido la motivación inicial con la que habían emprendido sus ministerios, y hoy solo quedan resabios de lo que alguna vez fue algo genuino! Ya no son movidos por un sincero y real deseo de servir a la gente, sino que ahora el motor de sus vidas se llama dinero.
No van donde no haya una buena y jugosa ofrenda, no asisten a sitios donde no se les garantice que tendrán todo pago y además, ¡una buena ofrenda! Todo gira alrededor del dinero, y pareciera ser que para muchos cristianos, sino hay dinero entonces no hay ministración que sea posible. ¿Triste? Seguro, pero es la realidad y debemos trabajar para que eso cambie.
Quiero aclarar lo siguiente. Creo firmemente que quien trabaja merece su recompensa, es bíblico y no afirmo lo contrario con lo que vengo diciendo, lo que sí señalo es que, cuando el dinero comienza a ser lo más importante para mi vida y en base a eso tomo las decisiones, entonces estamos en problemas. El obrero es digno de su salario, y de un salario digno, pero no debe permitir ni permitirse ningún tipo de abusos.
El amor al dinero es que nos lleva a la codicia. Codicia es el intenso deseo de tener aquello que no debemos tener. ¿Quieres un ejemplo de codicia? Mira al Rey David, y observa bien lo que le sucedió por codiciar la mujer de su prójimo.
Mi querido amigo, querida amiga, la codicia siempre, siempre, siempre nos lleva a pagar costos muy altos cuando permitimos que entre a nuestra vida, debemos aprender a cuidar nuestro corazón de este tipo de males, porque de lo contrario, corremos el riesgo de perderlo todo.
Termino con esto. Mira lo que dice el texto que usamos en esta oportunidad para nuestra reflexión. Dice que: 1) la raíz de todos los males (no de algunos) es el amor al dinero. 2) el amor al dinero provocó (y aún hoy lo hace) codicia. 3) ¿Qué produce la codicia? Que muchos se extravíen, se desvíen de la fe y que atraigan sobre sus vidas todo tipo de problemas y males. Estoy seguro que tú no quieres que te suceda esto, pues bien, dale a Dios la posibilidad de que guíe tus decisiones en relación al dinero que manejas, sé sabio y entonces estarás protegiendo tu corazón de dolores.
Miremos lo que dice la Traducción en Lenguaje Actual: “Porque todos los males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Por el deseo de amontonarlo, muchos se olvidaron de obedecer a Dios y acabaron por tener muchos problemas y sufrimientos”.
Que Jesús sea Señor no solo de nuestra vida y corazón, sino también hagámoslo Señor de nuestros bolsillos, y todo funcionará mejor.
¡Que tengas un día híper bendecido!