El experimento resultó exitoso. Después de muchos días de haber seguido al pie de la letra, los jóvenes estudiantes terminaron su proyecto. Las dos plantas recibieron un estimulo diferente. La primera, las palabras positivas que pronunciaban todas las mañanas. Unas expresiones agradables y una buena ración de agua, hacían que la planta aumentara de tamaño. La otra recibió expresiones negativas y un poco de agua, por lo que no podía crecer y al cabo de una semana, se había secado. Por fin, el experimento comprobaba que las palabras positivas eran un vital estímulo para el desarrollo, mientras que las negativas no permitían su crecimiento.
Desde hace mucho tiempo he escuchado este principio: «las palabras tienen poder» y cada vez que pronunciamos una expresión positiva, estamos hablando con el poder de la fe. Declaramos certeza, convicción de que nuestro pensamiento es optimista y que todo saldrá bien, bajo la voluntad divina. Las palabras negativas destruyen el desarrollo de la fe, son portadoras de paradigmas que se establecen permanentemente en nuestra mente, ya que permitimos que se alojen de manera rápida. Como producto de ello, nos convertimos en personas llenas de pesimismo y amargura, de tal manera que cuando aparecen nuevos desafíos en nuestra vida, profetizamos que mejor es quedarse quieto, porque todo saldrá mal.
Cuando Moisés ordenó el reconocimiento de la Tierra Prometida, responsabilizó a doce espías y a Josué y Caleb. Cada uno de ellos hizo una expedición al lugar destinado. Fueron descubriendo una vegetación exuberante y productiva en aquella tierra que fluía leche y miel. El primer grupo llevó una muestra del fruto de la tierra, un racimo de uvas, higos y granadas. Cuando presentaron su informe, aun viendo la fertilidad de la tierra, no pudieron transmitir palabras de optimismo y confianza. porque su mentalidad estaba llena de pensamientos negativos en los cuales la fe, era ausente a las promesas que Dios les había dado. Comenzaron a fijarse en los gigantes de la tierra prometida, sin darse cuenta del poder colosal del Creador del universo que los había sacado de Egipto con señales prodigiosas.
El poder del paradigma negativo nos puede hacer sentir inferiores e incapaces para apoderarse de la tierra prometida. Los complejos proyectan una imagen de derrota, que obstaculiza nuestra fe. Los espías contagiaron al pueblo porque su autoestima estaba por los suelos. Se consideraban como langostas ante los gigantes que habitaban en aquel lugar y por lo tanto sus palabras de derrota hablaron para contagiar a todo el pueblo:«No podemos…
¿Qué sucede cuando comenzamos a proclamar con fe pensamientos positivos que se enmarcan en las promesas libertadoras de Dios? La respuesta la encontramos en el informe que dieron Josué y Caleb. Evocaron las grandes hazañas de Dios y comunicaron un mensaje triunfalista. Animaron al pueblo a creer en las promesas salvadoras. El único requisito era ese, no rebelarse, no tener temor y confiar en las proezas de Dios. Como recompensa de su buen proceder, Dios los introdujo en la Tierra Prometida, mientras que los doce espías, no pudieron ver el lugar de privilegio porque fueron condenados a la muerte.
En nuestra vida Dios nos quiere introducir a la tierra de las bendiciones, pero nuestra mentalidad se deja infiltrar por palabras de derrota que nos quitan la confianza en Dios. Escuchamos las experiencias negativas de otras personas y las vamos agregando a las nuestras. Debemos rodearnos de aquellas personas que tienen un pensamiento positivo y progresista para que nuestros sueños e ideales vayan viento en popa.
Cierra tus oídos a los pensamientos negativos y comienza a reprender todos los estímulos negativos que te rodean. Dios tiene planes de prosperidad en tu vida. Jeremías 29:11«Porque yo se los planes que tengo para vosotros, planes de bienestar y no de calamidad, para darnos un futuro y una esperanza».
Las palabras tiene poder y tú eres el responsable de cambiar tu lenguaje. Experimenta la articulación de un nuevo sistema lingüístico, proclamando pensamientos triunfalistas y serás un cristiano que contagiará a muchos con esa mentalidad positiva. Deja que los buenos sentimientos hablen por ti. Recuerda lo que dice la Biblia:Mateo 12:34 «De la abundancia del corazón, habla la boca».
Qué tus palabras sirvan para bendecir y fomentar la fe en las promesas divinas. Atrévete a ser miembro del equipo triunfalista y contagiarás a muchos. Animo las palabras de poder están en ti.