En los tiempos del COVID19

Escrito el 13/08/2020 - 10:40pm Por Carlos Hernández Zamora

Han pasado 8 meses desde que apareció esta enfermedad y desde ese entonces se ha propagado rápidamente en todo el planeta. Ha dejado por todas partes una serie de datos estadísticos que producen temor, miedo, pues cada vez es mayor el avance de esta pandemia. Hasta la fecha se están haciendo los esfuerzo para proporcionar una vacuna segura, de tal manera que los efectos secundarios no causen tantas reacciones perjudiciales sino que fortalezcan el sistema inmunológico de nuestro cuerpo.

La pandemia del COVID19 ha atacado fuertemente a toda la humanidad, no ha respetado clase social, religión, países, etc. Cada uno de estos sectores ha sido atacado con este virus, por lo que los procesos de reapertura se desarrollan lentamente.

Dentro de la reacción del cuerpo ante tal enfermedad, existen dos tipos de personas, los sintomáticos, que presentan todos los indicios que son propios de la enfermedad y los asintomáticos que aparentemente no presentan síntomas de la enfermedad.

En el ámbito espiritual todos hemos sido contagiados por la pandemia del pecado, desde que Adán y Eva `pecaron, el mundo entero, a través de todas las generaciones, ha sufrido de este mal, razón por la que David expuso en el Salmo 51:5 «He aquí, en maldad he sido formado y en pecado me concibió mi madre». Desde que nacemos, venimos contagiados con el pecado, el cual se irá desarrollando paulatinamente, a medida de nuestro crecimiento.

La pregunta práctica, si somos sintomáticos o asintomáticos con relación al pecado. En Efesios 2:01 nos remite a que estábamos muertos en delitos y pecados. Este diagnóstico de la condición  nos afecta en nuestro salud espiritual, a tal punto que Isaías 1:06 expresa lo siguiente: «De la planta del pie a la cabeza no hay en él nada sano, sino golpes, verdugones y heridas recientes; no han sido curadas, ni vendadas, ni suavizadas con aceite» por lo tanto, nuestra condición física también es dañada por los efectos del pecado.

Han sido muchos los esfuerzos del hombre por encontrar un remedio universal para curar el pecado, al igual que los científicos buscan una vacuna efectiva contra el COVID19. Desde que la humanidad perdió la comunión, la idea de arreglar las cuentas con Dios, fue una misión contínua.  Caín trató de presentar su ofrenda para recibir el perdón divino de sus pecados, según su pensamiento, pero Abel tomó de lo mejor de sus ovejas y lo ofreció en sacrificio a Dios por su pecado, por lo que su acción fue agradable ante los ojos de Dios.

Caín simboliza los tratamientos a base del pensar humano, diseñando un protocolo para lograr el perdón de Dios. La Biblia nos menciona que aun las buenas obras no son lo suficiente poderosas para lograr el perdón. Efesios 2:09 «No por obras, para que nadie se gloríe» luego por mucho que tratemos por nuestros propios medios en quitarnos la enfermedad del pecado, Jeremías 2:22 apunta lo siguienteAunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor.» Ante tal situación los que somos sintomáticos debemos buscar al especialista en curar dicha enfermedad. Su receta contiene los siguientes ingredientes: la Misericordia, Arrepentimiento, Intercesión y Zurisadai, nombre que en la Biblia significa, según Números 1:06 «Mi roca es el Todopoderoso»      Este acrónimo coincide con el tratamiento médico que se da a los enfermos de COVID 19 en la República de Honduras. MAIZ.  Microdacyn, Azitromicina, Ivermectina, Zinc.  

Si eres asintomático con relación al pecado, nunca buscarás tu curación espiritual, vivirás una vida sintiéndote bien con tu forma de ser, porque aun estando lejos de Dios, posiblemente todo te salga calidad, pero con el transcurso del tiempo,   estarás atrapado en las consecuencias de la esclavitud de la visión del hombre rico, Lucas 12:19-20: «  Y diré a mi alma: alma, tienes muchos bienes depositados para muchos años; descansa, come, bebe, diviértete”. 20 Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclaman el alma; y ahora, ¿para quién será lo que has provisto?”.

Asintomático o sintomático, recuerda que Dios tiene el poder de sanidad. Muchas personas no buscan a Jesús porque sienten que sus vidas están bien delante de Dios. Marcos 2:17:    «Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores».                  

En este tiempo de pandemia, también debemos de preocuparnos por nuestra salud espiritual, reforzar las medidas de bioseguridad tanto sanitarias, en la parte espiritual, la mejor manera, es confesando nuestras faltas al Dios Todopoderoso, el cual tendrá misericordia y perdonará nuestros pecados.

Un día también fui un asintomático y rehusaba aceptar la gracia perdonadora de Dios, creí que no había necesidad de abrir mi corazón a Jesucristo, hasta que el Espíritu Santo hizo la obra y recibí el legado de una vida nueva. Debes buscar al doctor celestial para que sane tu vida y recordar que Jesucristo vino a salvar y a sanar lo que se había perdido.

¡Qué la gracia protectora y sanadora de Dios sea contigo! Bendiciones.                        

Acerca del autor

Educador de generaciones, orientado al estudio de la literatura y lenguas extranjeras. Me agrada escribir cuentos y ensayos. Creo en las capacidades de las personas para salir adelante. Analítico en las problemáticas sociales. Constante en el estudio, pues sé que un pueblo educado es un ente libre de la ignorancia. Aficionado a la tecnología, lector activo y participativo de la Biblia. Bloguero de Onda Exclusiva en la sección de «vida cristiana» y «acción social».